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Rescatan Aguafuertes inéditas de Roberto Arlt

Una editorial independiente acaba de compilar en un libro los textos que el escritor publicó en el diario El Mundo antes de que tuvieran su firma y la célebre denominación.

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Escribe Juan Provéndola

Aunque muchos lo ignoren, el 15 de agosto de 1928 fue una fecha importante para el periodismo y la literatura argentina. Casi que fundacional: fue el día en el que, después de publicarle de manera anónima y en lugares marginales durante dos meses, el diario El Mundo decidió anunciar las columnas de Roberto Arlt con su firma y bajo el nombre de “Aguafuertes porteñas”.

A partir de entonces se inauguraba no solo un estilo de escritura, sino también un modo de ver y entender a una ciudad y a sus habitantes. En ese entonces, claro, se trataba de Buenos Aires y sus porteños, aunque luego el espíritu viajero de Arlt lo llevó a aplicar el formato en otros lares, saliendo como producto de ello los libros Aguafuertes patagónicas, uruguayas, gallegas, asturianas, madrileñas, vascas, africanas, cariocas y hasta silvestres, así titulados por estar inspiradas en sus viajes a Sierra de la Ventana.

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Además de esas recopilaciones periodísticas, sabemos que Arlt fue un notable cuentista y novelista, dejando clásicos como “El juguete rabioso”, “Los siete locos” (venerado por el propio Borges) y “Los lanzallamas”, estos dos últimos llevados a la TV Pública en formato de ficción audiovisual por el cineasta Fernando Spiner. E incluso en sus últimos años se dedicó a la dramaturgia, escribiendo varias obras de teatro.

Pero cuando ya parecía todo dicho, leído y descubierto acerca de este hijo de inmigrantes prusos y austrohúngaros, Daniel Ochoa Editor rescata un material valioso para entender ya no hacia dónde derivó la pluma de Arlt, sino de precisamente de dónde vino. Bajo el título “Aguafuertes inéditas”, la editorial fundada por una familia salteña (que además administra la librería Obel Libros sobre la calle Corrientes 1230, a pasos del Obelisco) lanza esta flamante compilado con las columnas que el escritor publicó en el diario El Mundo aún sin nombre ni firma. Un material NN que deambuló durante meses dos por distintos espacios del matutino hasta que el 15 de agosto del ’28 se ganó la tapa principal con su nombre, apellido y el título “Aguafuertes porteñas”.

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Las “Aguafuertes inéditas” incluyen 50 de esos 63 artículos publicados sin firma y nombre por Roberto Arlt en el diario El Mundo, aunque con el estilo que luego se volvería inconfundible: su observación de la conducta humana sin idealizaciones ni sobreadjetivaciones, apelando a la vida cotidiana, el lenguaje coloquial, varios lunfardismos y personajes más bien marginales. Arlt pensaba al hombre y a la mujer desde la orilla, desde el borde, y por eso podía narrar la locura, la traición o la violencia sin parecer que apelaba al golpe bajo.

Desde “El gremio de las curanderas y santeras” a “Un cuidador de locos se ahorcó en el Hospicio de las Mercedes”, pasando por “El terror de los inquilinos es el hombre de la portería” hasta “El origen de ciertas frases pintorescas”, los títulos de esta media centena de textos compilados demuestran que Arlt escribía Aguafuertes antes de que al diario El Mundo se le ocurriera denominarlas de tal manera.

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Roberto Arlt ingresó a aquel matutino el 14 de mayo de 1928, mismo día de su inauguración. Originalmente estaba dirigido por Alberto Gerchunoff. En pleno auge mundial de los diarios tabloides, el autor del reconocido ensayo “Los gauchos judíos” pensó un medio gráfico un el aporte de escritores tales como Leopoldo Marechal, Conrado Nalé Roxlo y el propio Arlt. Pero su proyecto nunca terminó de arrancar y dos meses después renunció.

Carlos Muzio Sáenz Peña, su reemplazante, en cambio duró dos décadas en el cargo (precisamente hasta que Perón intervino El Mundo), y fue quien logró darle un repentino empujón gracias a una serie de cambios sensibles pero fundamentales: desde reducir a la mitad el precio de venta -lo cuál lo convertía en el diario más barato del mercado- hasta, justamente, permitirle a Arlt firmar sus notas y bautizarlas como Aguafuertes cuatro meses después del ingreso del escritor al matutino. Sea mística o verdad, quedó instalada la idea de que a partir de entonces el notable crecimiento en ventas del diario respondía pura y exclusivamente al interés que los lectores tenían por esta novedosa columna.

El inicio de Arlt en la palestra pública de las letras data de 1926, cuando escribía para la revista Don Goyo narraciones breves y en primera persona, la mayoría de ellas ubicadas en el barrio de Flores. Un año después ingresó en el diario Crítica como cronista policial, encarándole sin asco a lo que él mismo llamaba “periodismo carnicero” a través de los contactos personales que establecía con policías, delincuentes, buchones, mafiosos y proxenetas. Para buscar información también frecuentaba desde bares literarios hasta fondas.

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Instalada aquella grieta entre los de Florida y los de Boedo, Arlt no adscribió a ninguno de los dos grupos (aunque en sus últimos tiempos terminó inclinándose por el segundo). También expresó simpatías por el anarquismo y  el antifascismo, él incluso se acercó al PC y colaboró en los periódicos Actualidad y Bandera Roja, aunque nunca participó de manera orgánica. Lo suyo era escribir y también leer, desde folletines hasta la literatura rusa.

Pero su gran secreto acaso era entregarse a la caminata callejera sin planes ni limitaciones. Ahí, entre cordones, adoquines y aguas servidas, fue donde entrenó su notable poder de observación, materia prima de lo que luego convertiría en textos, aquellas Aguafuertes que (con variantes gentilicias) llegaron a las casi dos mil hasta su muerte, el 26 de julio de 1942, a los 42 años. En una de ellas, publicada aquel 1928 iniciativo y decisivo para él, Roberto Arlt explicaba con claridad -y dejaba para siempre como sugerencia- la manera más útil de callejear: “Para vagar hay que estar por completo despojado de prejuicios, y luego ser un poquitín escéptico. ¡Qué grandes, qué llenas de novedades están las calles de la ciudad para un soñador irónico y un poco despierto!”.

Gentileza REALPOLITIK

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