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El barrio de Flores se reinventa
Pandemia. Segunda, tercera o cuarta parte. Ya perdí la cuenta. Todos los ciclos son diferentes. Ninguno se repite. Los días son los mismos. Pero los horarios cambiaron. Para todos. Comenzó 2022. Un año, no político, bisagra. Con menos dinero en la calle, habrá que ser preciso a la hora de actuar. Una idea deberá ser un proyecto firme.
Escribe Roberto D´Anna
Pandemia. Segunda, tercera o cuarta parte. Ya perdí la cuenta. Todos los ciclos son diferentes. Ninguno se repite. Los días son los mismos. Pero los horarios cambiaron. Para todos. Comenzó 2022. Un año, no político, bisagra. Con menos dinero en la calle, habrá que ser preciso a la hora de actuar. Una idea deberá ser un proyecto firme.
Quizás este año, el cambio llegó –obligado- de afuera hacia adentro. En algún momento de nuestra vida hemos sentido la necesidad de cambiar nuestro rumbo o destino, ya sea en el ámbito sentimental, laboral o social. Puede ser que nos hayamos sentido frustrados, frenados o insatisfechos con nuestra situación actual. Pero no lo concretábamos.
Podemos intentar con varios métodos, pero sin duda hay algunas estrategias probadas para reinventarse y vivir la vida con nuevas energías. Al buscar reinventarnos debemos entender que dejaremos atrás muchas de las cosas que tenemos hoy, algunas de ellas que pueden parecer buenas, pero que dentro de nosotros sabemos que no son tan beneficiosas o productivas para nuestra evolución.
En el barrio de Flores, hay menos gente en la calle. O explota, de repente, cuando están obligados a salir. Se escapan con cualquier viaje. Hacen más de 100 kilómetros para comer un asado y volver.
El comerciante acorta horarios y personal. Está el dueño al frente. Vuelve a tomar fuerza la cercanía pero se puebla de rubros repetitivos. Hay zonas con siete verdulerías en cien metros a la redonda. O seis casas de cambio clandestinas a otros cien metros de la Galería San José de Flores, que busca alquilar los más de treinta locales que tuvo vacíos durante los últimos dos años. Mercado Libre y sus motos están por todos lados. Ya casi no se paga en efectivo. No se ven billetes. Sólo se observan tarjetas de todos los colores. Una casa con pileta vale más que San Lorenzo. Y muchos jóvenes emigran como en 2001. Los bancos siguen ganando, ya sin personal ni en las cajas ni en los boxes. El Banco Nación de la Plaza Flores tiene menos densidad poblacional que la Antártida.
¿Y el barrio de Flores se reinventa?. Los espacios verdes ganan visitantes, al igual que los vehículos eléctricos, dígase monopatines y motocicletas. Avellaneda sufrió el impacto. Cayó un poco pero al vender con bolsas negras y nulo control sigue construyendo un imperio que avanza y avanza. Buscan como enemigos a unos pobres inmigrantes que son esclavos de otros grupos, mientras negocian con el poder de turno. Los partidos políticos no tienen bunkers propios. Piden prestados salones de fiestas abandonados, clubes, veredas y todo lo que tengan al alcance.
El vecino camina y camina buscando precios. Pero la inflación sube y sube, inalcanzable, a un 100% real anual, de bolsillo, góndola o cajón. Los que dicen defenderlo, no abren sus puertas y abandonan sedes, como la de Carabobo y Pasaje Timbo.
Las iglesias (no importa de qué religión) contienen y ayudan a los que lo necesitan. Hasta en el peor momento de la pandemia, estuvieron alimentando, escuchando y poniendo el cuerpo al necesitado. La mentalidad positiva de sus dirigentes fue un punto necesario para no abandonar el camino hacia el cambio, a pesar de los obstáculos que se nos presenten debemos enfocarnos en aquello positivo que nos ayuda y motiva a mejorar cada día. Claro fue el ejemplo de la realización de conciertos, la reparación de la cúpula de la Basílica o la reformulación del comedor comunitario de la calle (del siniestro) Falcón.
La historia que une una gran mansión, un actual colegio y los túneles de Flores
Pensar en el mañana más que en el ayer y conocer nuestras habilidades son pensamientos que debemos presentes en toda circunstancia, aunque los viejos cortes de luz se repiten en el mismo Google Maps. Y los gobiernos pasan. Solo cambian las “caras de los que ponen la cara, de goma, de piedra, mientras que las empresas subsidiadas ganan y ganan”.
El vecino, de a poco, usa menos las escuelas estatales, el servicio público de transporte, los hospitales y por el contrario, pagan más impuestos. Si se pusieran a pensar qué se le ofrece gratis, desde que uno sale de su domicilio hasta la vuelta, me sobrarían los dedos de mi mano izquierda. Los ayudo dándole la primera cosa que reciben gratis, nuestro Flores de Papel. Continúen ustedes haciendo el ejercicio. (No vale el perejil con obligación de compra).
Flores se reinventa o lo intenta. Falta mucho aún. Faltan muchos. Quizás el camino sea la unión, la gerencia, el darse cuenta que todos remamos en un mismo bote.
Este es un proceso que no se logra de la noche a la mañana, incluso podemos fallar en los primeros intentos de cambio, sin embargo, tendremos el camino más fácil hacia la reinvención de nuestra vida. No nos quejemos. Afrontemos cada etapa que nos llega y busquemos reinventar y reescribir nuestra historia, como lo hicieron nuestros antepasados.
Lo primero que debemos tener presente es comprometernos a cumplir cada paso necesario para que este cambio se origine. Para llevar estos pasos, podemos establecer un plan de acción efectivo a nuestras necesidades. Pocos abandonan la zona de confort y arriesgan a nuevas oportunidades.
Como se habrá dado cuenta el reinventarse requiere de cambios, el cambiar nuestros hábitos convencionales es fundamental tanto en un barrio, en una empresa, como en lo personal.
Debemos ser claros en nuestros objetivos y luchar por ellos, aunque se presenten inconvenientes e imprevistos en el camino, debemos mantenernos “enfocados” en nuestras metas, ello nos mantendrá motivados para mejorar cada día.
Estos objetivos deben ser reales, alcanzables, pero a su vez desafiantes, además debemos ser pacientes y aprender a compartirlos con otras personas de la comunidad. Si queremos cambiar y reinventarnos debemos indudablemente aprender algo distinto a lo que ya sabemos hacer. Arriesgar e ir a buscar un gran 2022.
