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Lucas, la librería que cumple dos décadas y sigue creciendo
Librería Lucas, que en su aniversario número 20 en el barrio, se mudó a un lugar más grande y cómodo en Directorio esquina Quirno para seguir brindando cada vez más servicios a los vecinos.
En días que alarma la cantidad de locales vacíos en la Ciudad, hay algunos que no dejan de crecer. Afortunadamente, este es el caso de la Librería Lucas, que en su aniversario número 20 en el barrio, se mudó a un lugar más grande y cómodo en Directorio esquina Quirno para seguir brindando cada vez más servicios a los vecinos.
“Yo trabajaba con mi papá en los carritos de pochoclo (Pochoflor, otro clásico del barrio) pero me cansé. Un día cerró un kiosco en Directorio y Lafuente, se dio la oportunidad de poner algo ahí y un amigo que tenía librería me aconsejó”, relata Hernán sobre cómo comenzó en el rubro allá por 1997. Justo ese año nació su primer hijo, así que decidió bautizar a ese nuevo proyecto con su nombre, Lucas. Al principio era solo librería, “dos o tres cositas de cada cosa”, y con los años fue creciendo. En 2007 se mudó a otro local, en Directorio y San Pedrito, con un arsenal de mercadería: artículos escolares, de oficina, librería técnica, fotocopias, papel de etiqueta, artículos de computación y hasta juguetes. Pero el espacio les quedó chico y eso se transformó en un problema. Tenían cada vez más variedad, pero los clientes no la podían apreciar, ni tampoco era fácil para ellos. “Antes nos pedían una carpeta de un color y allá teníamos exhibidas tres nada más y lo demás todo amontonado en cajas en el depósito. Era un lío. Ahora te piden algo y se lo das y listo. Es otra comodidad para trabajar. Además, nos chocábamos el uno con el otro, teníamos todo encima”, cuenta sobre el lugar de trabajo que compartía con su mujer Mariana y su cuñada, Valeria. Resulta que el nuevo negocio que estrenaron hace un mes justo en la esquina de Directorio y Quirno tiene 140 m2 y permite exhibir muchísima más mercadería, además que posee un gran depósito.
Pero esta reciente expansión no abarca solamente algo especial, sino también de servicios. “Lucas”, que cuenta con dos máquinas fotocopiadoras blanco y negro, una color laser y dos impresiones, incorporó también plotter de planos, una máquina de sellos de goma y madera, y una de sublimación para hacer tazas, lapiceras, remeras, gorras, todo personalizado. Sumaron además librería artística, con productos como atriles, pinturas especiales, diluyentes y alambres.
De lunes a viernes abren sus puertas a las 7:30, porque “los chicos del colegio siempre se olvidan todo y vienen a último momento”, hasta las 19:30; y los sábados de 9 a 13. Y a pesar de estar a solo media cuadra de un establecimiento, cuenta que “mayormente trabajamos con los vecinos. Siempre nos fuimos moviendo por acá porque ya tenemos la clientela, después de 20 años ya nos conocen”, y opina que el auge que vive la Avenida Directorio con las edificaciones “está bueno porque fue creciendo la cantidad de vecinos por la zona”.
Como cualquier persona que ve crecer su emprendimiento con tanto esfuerzo y dedicación, Hernán, a quien le encanta el rubro, sueña que sus hijos continúen con el negocio. Y, como una casualidad de la vida, es justamente el mayor el que está más predispuesto a hacerlo. “Lucas empezó el año pasado a trabajar con nosotros, está a la tarde. Terminó la secundaria y está viendo lo que va a estudiar. Lo traje acá para que conozca bien el rubro, porque a mí me quedarán 15 años para seguir trabajando, y el día de mañana el negocio será para ellos”, cuenta, para luego agregar que a su otro hijo no le gusta mucho la idea, aunque no pierde las esperanzas: “tiene 19 años, pero como juega al fútbol directamente no viene. Yo quiero que continúen los dos pero va a ser medio complicado, aunque viste como son los chicos, que un día te dicen una cosa y después otra, así que no se sabe”. Mientras tanto, la Librería Lucas se sigue expandiendo y los vecinos pueden contar ahora, además de la gran atención de siempre, con un espacio más cómodo y con nuevos servicios.