Flores de Papel | El periódico gratuito del barrio de Flores

Actualidad

Auge y caída de Pumper Nic, la cadena que se grabó en la memoria de miles de vecinos

Las palabras Mobur o Freny´s probablemente no signifiquen nada para los menores de 25 años, pero para aquellos que vivieron sus infancias y adolescencias por los ‘80 y principios de los ‘90 son un golpe de nostalgia.

Publicado

el

Escribe Dra. Natalia Rivarola

Las palabras Mobur o Freny´s probablemente no signifiquen nada para los menores de 25 años, pero para aquellos que vivieron sus infancias y adolescencias por los ‘80 y principios de los ‘90 son un golpe de nostalgia. Muchos vecinos aún recuerdan con alegría como le “daban de comer” al tacho con forma de hipopótamo de Pumper Nic en los dos locales que el barrio supo tener en aquella época de pleno apogeo de este gigante de la comida rápida nacional que terminó quebrando ante la llegada de los internacionales.

El primero de los locales en Flores, y quizá el que más se recuerda, funcionaba en Rivadavia y Membrillar en lo que hoy es el comercio Bazaar, al lado del Banco Patagonia. Miles de vecinos pasaron allí sus almuerzos al salir de clases. El mismo tenía en un pasillo maquinitas arcade, con videojuegos como el Pac-Man, y un patio trasero que lindaba con el fondo del Cuartel de Bomberos de Flores que se ubica justo a la vuelta. Mientras que el segundo estuvo en Rivadavia y Terrada, donde hoy funciona el Banco Supervielle.

Pensar en el otro

La estética de ambos locales – que estaban pensados para un público estudiantil – era muy similar a la que se ve actualmente en las grandes cadenas como McDonald’s o Burger King, el de un típico fast food con sillones plásticos y mesas poco pretenciosas, pero a diferencia de estas cadenas, Pumper Nic contaba con dispensers de aderezos y los recordados ceniceros de lata, en una época donde aún se permitía fumar en espacios cerrados.

Pero ¿cómo pudo una franquicia que llegó a tener 70 locales en pocos años terminar en quiebra y desaparecer totalmente? La primera cadena argentina de comida rápida fue creada en la Ciudad en 1974 por Alfredo Lowenstein – hermano de Ernesto, apodado Tito, quien había sido el creador de la marca Paty – bajo la firma Facilvén, imitando el modelo que había surgido en los Estados Unidos casi tres décadas antes de la mano de los hermanos Richard y Maurice McDonald: una oferta gastronómica que se reducía a papas y hamburguesas, abastecidas por una cadena de montaje donde cada empleado tenía una tarea específica.

El nombre Pumper Nic estuvo inspirado en un tipo de pan originario de Alemania, el pumpernickel. Su eslogan era “La nueva forma de comer”, y su mascota, un enorme hipopótamo verde que se llamaba Nic. El novedoso formato gastronómico fue rápidamente aceptado por los vecinos y se convirtió en la alternativa preferida de la clase media y media alta.

De la quinta La Moyosa a la Plaza de la Misericordia

Pero no sólo fue pionero en el tipo de menú que ofrecía, sino también en la forma en que decidió expandirse. Como publicaba La Nación en 1997 en una nota de José Luis Brea, “en 1975, empezó a aplicar el sistema de franchising (franquicias) en el país. Esta práctica -mediante la cual una empresa licencia su marca a un tercero a cambio de que éste respete ciertas pautas- se convertiría en sinónimo de fast food”.

A mediados de los ochenta, en pleno auge, llegó a tener 70 locales y facturar unos US$60 millones. Su crecimiento parecía no tener techo. Estaba en su mejor momento, pero sin quererlo también había abierto el camino para que después llegaran las grandes internacionales. En 1986, aterrizó en el país McDonald´s y empezó a complicarle las cosas. Como si esto fuera poco, el 19 de junio del mismo año la Justicia falló en su contra en un juicio que le había iniciado Burger King a fines de los setenta por copia de su logo.

Obligado a cambiar el mismo, decidió modificar también su nombre comercial para dejarlo simplemente en Pumper y tan solo tres años después la cadena argentina vio como Burger desembarcaba por estas tierras y hacía aún más dura la competencia. Además, su sistema de franquicias había empezado a fallar y pronto se derrumbó, ya que la empresa central no mantuvo un control sobre los franquiciados y los locales empezaron a mostrar diferencias en la calidad de sus productos.

Monotributistas/Autónomos: Jubilación y continuidad laboral

En 1995, Pumper ya estaba en decadencia, con sólo 39 locales. Ese año Diego Lowenstein, hijo del fundador, vendió Facilvén a dos empresarios inmobiliarios de apellido Goldstein y Rosenbaum, y Pumper aceleró su camino descendente. En 1996, el sistema de franquicias colapsó y sólo quedaron en pie los que pertenecían a la matriz. Incluso Lowenstein se convertía en aquellos días en competidor de la empresa que acababa de vender, al integrarse en una sociedad para la explotación de la cadena estadounidense Wendy’s. Pumper finalmente presentó su quiebra en 1999, año en que cerró su último local.

Así terminó este ícono gastronómico que se había convertido en un clásico de las familias y grupos de amigos de Flores. Muchos recuerdan con cariño aquellos años donde las empleadas que vestían estética americana ochentosa hacían resonar por todo el local “Pumper junior con Frenys y Coca” desde un micrófono al lado de la caja. Dato curioso: según cuentan varios vecinos, hace no muchos años en el depósito del actual comercio de Rivadavia y Membrillar aún había una ventana de vidrio con el dibujo de Nic, el hipopótamo que se grabó a fuego en la memoria de toda una generación.

Flores de Papel Digital

Recibí las novedades del barrio por mail

* indicates required

Intuit Mailchimp