Profesor Cupido

Escribe Lucía D ´Anna Urteaga (*)

Uno de esos profesores era el de matemática, que en la primera evaluación, había dejado a la mitad del curso desaprobado. Otra profesora complicada era la de geografía, que era muy exigente en las tareas y mapas pedidos por ella. A la lista se sumaba la profe de lengua, que aunque el aula era de 4 por 4, usaba micrófono para hablar.

Pero los chicos del D, también tenían un profesor celestial, caído del cielo. Ellos lo llamaron Cupido y no por que se caracterizaba por ser un ángel que volaba con delicadeza, sino por que disparaba flechas como tal. Sí, el profesor de historia amaba las flechas para educar a sus alumnos, siempre que copiaban en el pizarrón, las utilizaba, y de éstas sacaba más y más flechas.

La leyenda dice que Cupido tiene dos tipos de flechas: las de oro para difundir amor y las de plomo para quitarlo. Hernán tiraba las flechas con las mejores intenciones pero a los chicos les rompían el corazón.

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-Qué se cree el profe? Que tenemos cartulinas enormes para copiar? Sus cuadros no nos entran en las hojas número 3 de la carpeta. Encima nos manda 17 págs. del libro para estudiar para la prueba. Es una banda.- protestaban los chicos del D.

Pero un día se quedaron callados, al ver que Hernán entró sin su perfume con notas a madera y se sentó en el escritorio, algo muy raro porque él amaba esa fragancia y le re gustaba pasear por el aula mientras los chicos resolvían las preguntas. Ese día, él ejecutó un dictado, por lo que no copió en el pizarrón sus famosas flechas. Los alumnos cruzaron miradas, preocupados por la actitud del profesor de historia.

– Qué le pasa a Cupido, se estará transformando en un esclavo del Diablo?- imaginaron los únicos 4 varones del curso.
– Chicos, algo le pasa a Hernán, no es joda. Acompáñenos a preguntarle si está bien, dale porfa vengan. – dijeron las chicas, más decentes.

Los varones no tenían nada mejor que hacer y siguieron a sus compañeras. Todo 1D buscó al profesor, pero ya se había ido. Desilusionados, volvieron a la minúscula aula, porque ya había tocado el timbre del recreo.

Un raro “caso” que deambula por el Bajo de Flores

De pronto el cielo se abrió, se despejaron las nubes. El sol brilló como nunca y con sus rayos rompió el techo del aula de 1D. En ese instante, el profesor de historia bajó del cielo, en forma de Cupido. Tenía cuerpo de bebé y poseía unas magníficas alas.

– No me extenderé mucho, vine para enseñarles que realmente soy un Cupido. Hoy no actué como siempre, para ver su reacción y si que me morí de risa al ver su preocupación. Chicos, esto es un secreto, por favor prometan no contarlo jamás.- dijo.

Entonces, mis queridos lectores florenses, juren con la mano en el corazón CONTAR la historia del Profesor Cupido, porque para eso estamos los chicos, para desobedecer.

(*) Lucía D´Anna Urteaga es vecina de Flores y tiene 12 años.