Personajes
El Cura Rockero es de Flores
César Scicchitano Tagle, conocido como “el cura rockero”, cuenta con 23 discos y es un ícono de la unión entre la religión y el rock. El sacerdote creció en las calles de Flores, y mientras cuenta su historia destaca al barrio como cuna de sus dos pasiones, la religión y la música.
Escribe Julieta Pisera
El padre César Scicchitano Tagle vivió 47 años en la calle Páez entre Concordia y Campana, uno de los límites que hay entre Floresta y Flores. El barrio lo vio crecer, y a modo de homenaje o agradecimiento quizás, decidió en las Fiestas Patronales del año pasado dirigirse desde la cancha de fútbol de su infancia hasta el escenario para su show en la Explanada de la Basílica de San José de Flores.
Entrevistado por Flores de Papel, el “cura rockero” destaca el espíritu musical del barrio, cuna de talentos como Hugo del Carril, el Negro García López, Giuseppe Puopolo, Claudia Puyo, Daniel Raffo y el gran Pajarito Zaguri.
“Me acuesto tarde y me levanto temprano. ¡Es el rock de mi sacerdocio!”, explica el sacerdote y músico que actualmente ayuda en la Parroquia Sacratísimo Corazón de Jesús, en Villa Luro, los miércoles por la tarde y domingos a la mañana, y todos los días da misa a las monjas del Instituto Cabrini, en La Paternal.
A su rutina le agrega tocar y componer todos los días y los ensayos con su banda “Los Pecadores”, una o dos veces por semana. Por si fuera poco, cada noche sale en vivo su programa de radio “Bajar un Cambio”, que se escucha de diez a doce de la noche por radiopapafrancisco.com.
Ese ritmo de trabajo le permitió editar 23 discos, el último se presentó este año por la discográfica Sony, “Cantemos a la Virgen María”, del cual se destaca el corte de difusión “Dulce doncella”, una canción muy popular en la iglesia, que él cantó junto a Soledad Pastorutti y Rolo Sartorio, de La Beriso.
En su infancia, la música llegó antes que la religión. “De chico era un atorrante de barrio, lo único que me interesaba era ponerme discos de rock y escuchar todo el tiempo”, recuerda el Padre, quien fue a la Escuela Pública Leandro N. Alem, frente a la Plaza Flores, y pasó su infancia en las calles de la zona: “jugaba mucho a la pelota en los potreros de la vía, y los primeros asaltos a los que asistí fueron en el barrio”.
La creación artística apareció a los 16 a causa del amor: “Yo estaba deprimido porque me había dejado una mina. Me fui al piano que tocaba mi abuelo y mi vieja, nunca había tocado uno, y me salió un tema de Serú Girán, ahí decidí armar una banda”. Desde entonces estudió piano, armonía de jazz, proyección sinfónica, pero no se animó a cantar hasta que un amigo le dio un empujón. Por ese y otros motivos, él agradece que “a veces cuando uno no cree en sí mismo aparece gente copada que te ayuda a creer en vos”.
La fe llegó cuando hizo el servicio militar en 1983, año de transición a la democracia después de la última dictadura cívico militar de Argentina. “Estando ahí en la instrucción, cuarenta días lejos de mi casa, empecé a creer que había alguien más allá de todo. Uno no podía estar solo en medio de toda esta historia”, cuenta César. Al poco tiempo armó un dúo con un amigo que lo llevó a la Parroquia San Ramón Nonato a tocar por la causa de unos inundados. “Vi una movida muy linda de los curas que estaban ahí y me di cuenta que yo venía siendo un gran parlanchín de la vida y necesitaba concretar en algo. Decidí que eso era lo que quería ser”, asegura.
Cuando ingresó al seminario no podía dedicarse de lleno a su música, hasta que en el último año un cura lo reconoció de haberle hecho luces en un recital y le insistió con que retomara el rock. Lo llevó a conocer a otro padre músico, y para César “llegó el agua en medio del desierto”, volvió a clases de piano y terminó cantando con 500 coreutas más la “Misa Criolla” junto a la recordada Mercedes Sosa.
El padre tiene un disco producido por otro vecino de Flores, el talentoso Negro García López, guitarrista de Charly García entre otros, que en 2014 lamentablemente falleció en un accidente automovilístico. Ese material nunca fue editado, y César lo piensa hacer pronto como homenaje, bajo el nombre “Un cura y un negro”. Con una sonrisa llena de recuerdos, cuenta: “Con él teníamos una amistad personal, como me pasa con el Pity (Álvarez) o Juanse; son amistades que van más allá de la música”.
El padre César hace shows con su banda “Los Pecadores” de manera constante. En noviembre tocaron todos los fines de semana, hicieron dos fechas con Luciano Napolitano, el hijo de Pappo, y participaron de la Jornada Mundial de los Pobres. Este 10 de diciembre a las 21 hs tocarán en un moto encuentro navideño en la zona de Tigre para cerrar el año.
El cura rockero repasa los momentos que vivió en el barrio en cada etapa de su vida, de niño, adolescente, músico y cura, y llega a una conclusión: “Flores representa momentos lindos, también momentos tristes. Representa la vida”.