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El Museo incorpora una obra que muestra el segundo templo que tuvo Flores
Esta versión de lo que hoy es la Basílica fue inaugurada en 1831 y contó con el auspicio de Juan Manuel de Rosas.
Escribe Nicolás Tatasciore Gorosito
En lo que respecta a imágenes de la Basílica San José de Flores, el Museo posee una enorme colección que incluye fotografías originales, postales y cuadros. Ahora se suma una reconocida imagen del segundo templo; una litografía tomada de la original realizada por Carlos Pellegrini en 1841.
Además de completar el recorrido visual por la historia del templo, esta obra funciona como un documento que nos muestra cómo era la vida en los terrenos florenses del siglo XIX. Para eso, hagamos un breve repaso de este contexto.
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Para la década de 1830 el entonces partido de San José de Flores se encontraba en el proceso de levantar una iglesia digna de quienes habitaban la zona. El párroco Martín Boneo consiguió en solo dos meses el entusiasmo de los vecinos quienes apoyaron sus propuestas con la apertura de una suscripción pública en todo el partido. En ese contexto y en medio de festejos populares, en Diciembre de 1831 la nueva iglesia fue inaugurada.
Unos años después, el ingeniero francés radicado en Argentina Charles Henri Pellegrini (Carlos Pellegrini, 1800-1875) decidió darle lugar a su talento para el dibujo y la pintura tras quedar desempleado. Así, tras una exitosa carrera como retratista, Pellegrini fundo junto a Luis Aldao la Litografía de las Artes, con sede en la calle Cangallo. En 184 este equipo publicó dos ediciones de su álbum “Recuerdos del Río de la Plata”, compuesto de veinte láminas que reproducen algunas de las vistas de la ciudad, bailes, escenas gauchescas e iglesias, incluyendo la flamante de San José de Flores.
En la litografía podemos ver como gran protagonista al templo, con sus dos torres campanarios y su imponente fachada. Allí sobre el arquitrabe, es decir donde el peso de la cubierta se apoya en las columnas podemos ver una interesante inscripción: “Construido bajo los auspicios del Ex Restaurador Brig. Ge. D. Juan M. de Rosas” y por encima una cartela que pide protección al santo patrón San José. Frente a la arquitectura pasa una carreta junto a un hombre a caballo.
Esto, sumado a las personas reunidas en la puerta del templo es un gran ejemplo de la pintura costumbrista de la época y nos deja ver o imaginar cómo pudo haber sido la vida en las tierras florenses de aquellas épocas. No sería erróneo pensar que el espacio por donde circula la carreta es el famoso Camino Real, nada más ni nada menos que la actual Avenida Rivadavia. Por allí pasaban una gran cantidad de carretas y carruajes ya que fue la principal salida del comercio de la provincia de Buenos Aires.
Volviendo concretamente a la imagen de la iglesia, es interesante ver como dista de la apariencia actual, ya que el estilo parecía más cercano a lo que hoy es la Catedral Metropolitana. Además del apadrinamiento de Rosas, este templo también contó con donaciones de diverso género: desde dinero hasta ladrillos, rejas, manteles, o incluso objetos de culto.
Encarnación Ezcurra, Juan José Paso, Manuel Vicente Maza o Juan José de Anchorena fueron solo algunas de las personalidades que sumaron sus aportes a la construcción del templo. Por otro lado, el ingeniero Felipe Senillosa, autor de los planos, se hizo cargo de la dirección de la obra de forma totalmente gratuita.
Con la incorporación de la litografía, el Museo sigue completando el relato visual de la historia del barrio con el que quizás sea su edificio más distintivo. Hoy si se piensa en Flores, se piensa en la Basílica que ha sido retratada en medallas, dibujos, cuadros y fotografías. Sin embargo, la segunda versión del templo no es tan popular y por eso es de vital importancia para la memoria florense la nueva adquisición del Museo, que ya la expone para todos los vecinos.