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“Señor, Hijo de David, Ten compasión de mí”

Artículo escrito por el Pastor Justo Janse para la edición de Flores de Papel de Julio.

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Escribe el Pastor Justo Janse

UN MENDIGO CIEGO RECIBE LA VISTA
“Entonces vinieron a Jericó, y al salir de Jericó él y sus discípulos y una grande multitud, Bartimeo, el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando” (Marcos 10:46).
“35 Sucedió que al acercarse Jesús a Jericó, estaba un ciego sentado junto al camino pidiendo limosna.
36 Cuando oyó a la multitud que pasaba, preguntó qué acontecía.
37 —Jesús de Nazaret está pasando por aquí —le respondieron.
38 —¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí! —gritó el ciego.
39 Los que iban delante lo reprendían para que se callara, pero él se puso a gritar aún más fuerte: —¡Hijo de David, ten compasión de mí!
40 Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando el ciego se acercó, le preguntó Jesús:
41 —¿Qué quieres que haga por ti? —Señor, quiero ver.
42 —¡Recibe la vista! —le dijo Jesús—. Tu fe te ha sanado.
43 Al instante recobró la vista. Entonces, glorificando a Dios, comenzó a seguir a Jesús, y todos los que lo vieron daban alabanza a Dios.” (Lucas 18.35-43—Mt 20:29-34; Mr 10:46-52).

Repacemos el inicio de la situación: ¿CÓMO SE SENTIRÍA BARTIMEO? ¿QUÉ NOS DIRÍA?
1. SÉ BIEN CÓMO ESTOY, es obvio: estoy ciego (pero no mudo; y, no podrán callarme). Cada persona enferma pedía cosas específicas: ser limpio de la lepra, sanar a un siervo, paralítico, volver a caminar.
2. ESTOY SUFRIENDO HACE TIEMPO (pero me doy cuenta de esta oportunidad).
3. TODOS SABEN QUIÉN SOY, BARTIMEO, un personaje de la calle (pero también reconozco quien eres Tú Señor Jesús).

¿Se está hablando de CEGUERA ESPIRITUAL? Quienes lo ven así, cínicamente afirman que como consecuencia de su ceguera, Bartimeo había aprendido una rutina que lo hacía sentir cómodo y seguro. Otra característica de alguien que perdió la visión espiritual es que no sigue el camino, Bartimeo estaba junto al camino pero no avanzaba. Finalmente, estaba mendigando. Un mendigo sólo está acostumbrado a recibir. ¿Es esto lo que nos quiere enseñar esta historia?

Es cierto que la Biblia enseña que un ciego espiritual es quien no diferencia lo correcto de lo incorrecto. Ve el futuro con miedo. Teme el cambio y se aferra a tradiciones. Jesús se refirió a los fariseos como ciegos guías de ciegos –aunque veían- no discernían espiritualmente. Pero esta no es la actitud de Bartimeo. Seguramente estuvo escuchando de Jesús por más de dos años y anticipando que pasaría por allí le esperaba encontrar camino a la fiesta en Jerusalén.

No, aquí no se refiere a la ceguera espiritual. Bartimeo estaba tan ciego de sus dos ojos como el paralítico paralizado de sus piernas. Si torcemos el sentido del relato, dejaremos de lado el sentido original pasando por alto las necesidades naturales dejando de reconocer:

1. Las terribles LIMITACIONES FÍSICAS Y ECONÓMICAS por la pérdida de la salud.
2. La realidad del SUFRIMIENTO FÍSICO SIN ESPERANZA DE CAMBIO humanamente hablando.
3. Y de LO IMPRESCINDIBLE DEL SUSTENTO Y ALIENTO EMOCIONAL de quienes rodean al enfermo y padecen viéndole sufrir.

Ante algo natural debemos actuar concretamente. “Supongamos que un hermano o una hermana no tienen con qué vestirse y carecen del alimento diario, y uno de ustedes les dice: «Que les vaya bien; abríguense y coman hasta saciarse», pero no les da lo necesario para el cuerpo. ¿De qué servirá eso?” (Santiago 2:15, 16)

“En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos. Si alguien que posee bienes materiales ve que su hermano está pasando necesidad, y no tiene compasión de él, ¿cómo se puede decir que el amor de Dios habita en él? Queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad.” (1 Juan 3.16-18)

La ceguera espiritual es espiritual y la ceguera natural es natural y no están anulándose sino más bien afectándose mutuamente. Bartimeo estaba ciego pero con fe clamó al Señor. Al instante recobró la vista. Entonces, glorificando a Dios, comenzó a seguir a Jesús, y todos los que lo vieron daban alabanza a Dios. Su vida tuvo un nuevo comienzo. Más bien, un nuevo nacimiento.

Conclusión:
1. A veces nos sentimos como Bartimeo: enfermos, pobres y marginados. Tal vez NOS HEMOS RESIGNADO A LA SITUACIÓN.
2. O podemos VER LA OPORTUNIDAD; Jesús está pasando por aquí y clamar: “Hijo de David, Ten compasión de mí”.
3. Podemos SER EL QUE ESTÁ AL LADO DEL QUE SUFRE diciendo: “Cállate, no molestes” o “Anímate, Jesús te llama”.
Te animo a pronunciar un clamor para cambiar: “Señor Jesús, ten compasión de mí”.

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