Patricio del Corro, el legislador porteño que elige el barrio

Escribe Natalia Rivarola

Doce del mediodía de un viernes. Avenida Rivadavia repleta de autos, colectivos y gente, como todos los días de semana. De repente, entre los transeúntes que van y vienen aparece en la esquina de Rivera Indarte un muchacho muy alto, con barba, campera gris casual y mochila al hombro.

Quizá no es la imagen típica que se espera de alguien que todos los jueves se pone el saco para debatir en la Legislatura porteña. Pero ese es Patricio del Corro, el vecino que vive a metros de Rivadavia que con sus jóvenes 35 años fue votado por la gente para representar al PTS- Frente de Izquierda en la Ciudad, y viene a hablar con Flores de Papel sobre su vida, su militancia, el trabajo en el recinto y las problemáticas del barrio que lo cobija.

Del Corro nació en Adrogué, a los 21 años se vino a vivir a Capital y en 2010 se mudó por primera vez a Flores. Decimos por primera vez porque después de unos cuatro años se trasladó a Parque Patricios, pero al poco tiempo volvió a elegir el barrio de los hombres sensibles para establecerse. Bueno, a decir verdad, más que el de los hombres sensibles de Dolina fue el barrio de Roberto Arlt el que lo cautivó: “Tengo una gran simpatía con Flores por su mística, por haber leído mucho Arlt. Además me gusta y me siento cómodo porque es una zona más tranquila, más barrio… y también es más barata que otras de la Ciudad”.

Sí, habla de precios. Porque lejos de la imagen de otros políticos, Patricio es un “vecino común”, que vive en un PH cerca del límite con Floresta y viaja todos los días en subte.

Y eso se refleja también en la decisión que tomó junto a su partido de donar todos los meses gran parte de lo que gana para quedarse solo con un sueldo equivalente a un docente medio. “Nosotros opinamos que todo funcionario público debería ganar como un docente. Hemos presentado el proyecto e insistimos cada dos años. Hay algunos que te dicen que un gerente gana tanta plata… Si vos querés ser un gerente o tener tu negocio perfecto, pero la función pública no es para eso, es porque vos tenés una vocación. No podés estar completamente separado de lo que vive un trabajador medio”, cuenta quien estuvo reclamando el último mes junto a los vecinos de su cuadra porque les cortaron el gas.

Comenzó a meterse en el mundo de la política cuando cursaba sus estudios universitarios, porque en el secundario “no tenía centro de estudiantes ni nada”.

Fue en el CBC de la Universidad de Buenos Aires y en su trabajo que comenzó a conocer otra gente. “Empecé a estudiar Comunicación y después me pasé a Sociología. Yo era activista independiente en la facultad. Después del 2001 era toda una generación desconfiada de los partidos, el ‘que se vayan todos’. La izquierda era mucho menos conocida que hoy. Yo pertenecía a esa camada independiente y una parte era discutir ideas y otra ir rompiendo con esos prejuicios sobre los partidos. Fui conociendo distintas posturas y empecé a militar en el 2004 como activista, en 2005 hice una experiencia en el PTS y en 2006 ya me adentré al partido”, cuenta sobre sus inicios, para después hablar sobre algunas de sus principales luchas, como “la de Kraft-Terrabusi (2009) que tuvimos una participación de solidaridad.

Fue importante porque se había perdido mucho la unidad entre sectores de trabajadores y sectores estudiantiles. Además, ahí el macrismo nos quiso meter 40 días presos al presidente de Filosofía, a una compañera de Sociales y a mí por los cortes de calle en Callao y Corrientes. Nos querían meter en una cárcel contravencional nueva que nunca se había usado… la querían estrenar con nosotros”, recuerda hoy a modo de anécdota tragicómica.

Aunque Patricio trabaja para mejorar toda la Ciudad y dice sentirse más bien “un vecino de Buenos Aires”, no es ajeno a las problemáticas que afectan directamente al barrio. Por ejemplo, una que le toca ver de cerca debido a la zona donde vive es la situación de los inmigrantes y los conflictos alrededor del centro comercial de Avellaneda. “Cerca de mi casa están todos los hoteles y pensiones donde viven los senegaleses, además que quizá también voy a Avellaneda a comprar algo, entonces uno ve de cerca que hay un incremento de la represión. Es una zona donde aumentó mucho la presencia policial, donde hay mucho delito. Pero también las comisarías han siempre estado implicadas en el delito, como la de acá que ha sido foco de escraches por la prostitución, las drogas, los talleres clandestinos, que son cosas que nunca toca y sin embargo lo que es persecuciones de sectores de la juventud o inmigrantes recrudeció mucho”, cuenta, para explicar luego que en los últimos días se había reunido con trabajadores senegaleses en la Comisión de Violencia Institucional que preside Myriam Bregman, quienes les habían contado el hostigamiento que sufren e iban a realizar un pedido de informe sobre la situación.

Por otro lado, también le preocupa “la crisis de las vacantes en la zona. Yo trabajo mucho con eso en la Legislatura y con causas judiciales. Muchas veces recorriendo las escuelas, como el Fader”, agrega del Corro. Mientras que puntualmente de Flores nos cuenta que presentaron un proyecto para cambiarle el nombre a la calle Ramón Falcón, “por todo lo que representa esa persona para la historia argentina de represión”.

Algunos vecinos saben a qué se dedica y otros se asombran al ver al joven que hace natación en el Complejo Deportivo Don Napoléon hablando de los derechos de los trabajadores en la televisión.

Mientras, este legislador de Flores a quien le resulta sumamente interesante la “nueva camada de jóvenes de menos de 22 años que tienen un espíritu igualitarista mucho más marcado”, se ríe del formalismo de la Legislatura y se alegra del crecimiento del PTS en el barrio con su local ubicado en Artigas 290, donde una vez por semana o cada 15 días va a dar charlas o a participar de actividades sociales.