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Flores, con los ojos de Basaldúa

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Escribe Nicolás Tatasciore

Héctor Basaldúa es sinónimo de grandeza en el panorama artístico argentino. Sus obras, fuertemente influenciadas por artistas como Matisse o Cezzane, lo posicionaron como uno de los artistas más importantes de nuestra historia. Además de pintor, fue grabador, escenógrafo y litógrafo. Originario de la localidad de Pergamino, Basaldúa inició en 1914 sus estudios de dibujo en la Academia del Italiano Augusto Bolognini, donde tuvo como compañeros a otros dos grandes artistas, Aquiles Badi y Horacio Butler.

Al año siguiente, los tres pintores se encontraron nuevamente en las aulas de la Academia Nacional de Bellas Artes, junto con otros personajes de la talla de Spilimbergo, Larrañaga, Domínguez Neira y Bigatti.

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Luego de recibirse como profesor de dibujo, Héctor obtuvo una beca del gobierno de la provincia de Buenos Aires para perfeccionarse en Europa, en París más precisamente. Allí, ingresó en la Academia Moderna y durante su estadía en la ciudad francesa, se encontró con otros artistas argentinos; Antonio Berni, el ya mencionado Lineo Spilimbergo, Raquel Forner y su ya amigo Aquiles Badí. Juntos conformaron el denominado Grupo de París, con un claro objetivo: realizar una fuerte renovación de los conceptos artísticos bajo la influencia de la entonces reconocida Escuela de París. El grupo, también llamado “Los muchachos de París”, realizaron exposiciones en París y en Buenos Aires, actuando siempre en conjunto y haciendo visible su nuevo modo de hacer arte, un arte de ruptura. Estas exposiciones fueron fundamentales para que los artistas que integraban este grupo pudieran impulsar sus carreras y desarrollar un estilo personal.

Cabe destacar que la obra de Basaldúa creció a partir del Grupo de París, y su trabajo como escenógrafo también lo hizo. Incluso llegó a ser director de escenografía del Teatro Colón y Director del Fondo Nacional de Artes. Pero, más allá de su extensa lista de premios y logros, hay un hecho puntual que nos interesa y que lo une a nuestro querido Flores. Héctor Basaldúa retrató al barrio en una serie de litografías que muestran a un Flores en todo su esplendor, durante las primeras décadas del siglo XX. La serie “Litografías de Buenos Aires”, editada en 1949, contiene doce litografías originales realizadas por el artista y se titulan “El Barrio de Flores”. Si bien fueron una edición limitada, el Museo posee un ejemplar y ahora, lo exhibe en sus paredes.

Las doce litografías recorren el barrio de punta a punta; las calles Caracas, Alberdi, Directorio o Varela son solo algunas de los paisajes que fueron capturados por el ojo de Basaldúa. En estos trabajos se pueden ver las típicas construcciones de ese entonces, con los patios como punto de reunión entre amigos o vecinos. Las muchachas y los “guapos” en las calles de Flores, son una constante en estas litografías.

Es interesante destacar la capacidad de observación de Basaldúa para representar los edificios que en parte configuraron la identidad del barrio. El artista supo perfectamente captar la esencia y el clima de las viviendas en aquel entonces, con vecinos reunidos en los frentes de esas casas bajas que solo estaban separadas de la calle por una reja. Las vestimentas, la arquitectura, y la atmósfera en general que transmiten las litografías del pintor, logran transportar a quien las observe a otro tiempo.

A un tiempo en que Flores crecía sin parar. Si bien algunas de esas casas representadas, hoy ya no están, hay una litografía en particular que se titula “El descanso en el patio de la calle Varela”, que destaca entre las demás. Allí, podemos ver un grupo de vecinas tomando un descanso en un típico patio del siglo pasado, pero hay un detalle que rápidamente nos da la sensación de familiaridad. A través de un arco de la arquitectura se puede ver la cúpula de la Basílica de San José de Flores, el ícono del barrio que ha perdurado a través del tiempo y quizás uno de los pocos vestigios de un Flores que supo ser uno de los barrios más importantes de la Ciudad. Con tapias, conversaciones, jardines, almacenes, o patios, Héctor Basaldúa, pilar fundamental del arte argentino, retrato para siempre a nuestro querido Flores, un barrio donde los artistas florecen en cada rincón.

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