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El rinconcito de los jubilados de McDonalds
Todas las mañanas en el primer piso del McDonalds de Rivadavia y Camacuá, se encuentran para desayunar un grupo de amigos. Las pequeñas reuniones se hacen desde hace más de 10 años.
Escribe Micaela Calabró
Evitan hablar de religión y siempre están para compartir el día a día y ayudarse. El grupo está conformado por Jorge, Hugo, Roberto, Rodolfo y Rubén, quienes frecuentaban el local de comidas rápidas todas las mañanas, cada uno por su lado, y espontáneamente comenzaron a charlar y juntarse para desayunar. Los encuentros tienen lugar desde hace 12 años y los amigos ya son verdaderos habitúes del lugar. Flores de Papel se acercó a dialogar con ellos para conocer su historia.
– ¿Cuánto hace que empezaron a reunirse y cómo surgió la idea? ¿Ustedes ya se conocían de antes?
– Empezamos a reunirnos hace más de 10 años, somos los fundadores, normalmente somos 6 o 7, en algún momento fuimos hasta 8 o 9. Generalmente, nos reunimos varios días a la semana, siempre a la mañana, entre 7.30 y 10. El grupo se ampliaba o se amplía los sábados, porque algunos trabajábamos y después nos jubilamos. Todo fue espontáneo. Nos encontramos acá de casualidad, veníamos solos, nos hablábamos de mesa a mesa, hasta que un día decidimos sentarnos juntos. El gerente y la jefa ya nos conocen, después de tantos años, ya somos habitúes. Después cada uno hace sus cosas. Pero si bien el encuentro es a la mañana, esto no quiere decir que alguien no pueda venir a la tarde. Somos todos de confianza ¡Este es el rinconcito de los jubilados! A veces también nos juntamos en la casa de Roberto y hacemos algún asado, porque él tiene un quincho.
– ¿De qué temas les gusta hablar?
– Acá nos reunimos para hablar de distintos temas. Hablamos del barrio y la mayoría de las veces de “la realidad”. Tenemos determinados códigos. No hablamos de religión y además, si hablamos de política nos respetamos absolutamente y nadie quiere imponer una idea política sobre otra. En ese sentido, somos muy respetuosos cada uno de la idea política del otro. Nunca nos peleamos por temas políticos. A veces discutimos por otro tipo de cosas y hay discusiones que son fuertes porque tenemos nuestra edad, a veces discutimos acaloradamente, pero al día siguiente se olvida todo.
– ¿Es verdad que, si alguno no puede pagar, puede quedarse a compartir igual y pasar un buen momento y charlar?
– Por supuesto. Normalmente, cada uno se paga lo suyo, a veces se pide la segunda vuelta que eso es sin cargo, no para nosotros, es algo de McDonalds.
– ¿Tienen alguna anécdota que quisieran compartir con los lectores?
– Tenemos muchas. La mayoría las trae Roberto, todos los días viene con algo. Acá se comparte todo. Por ejemplo, si él viene y dice: “aumentó la nafta”, los demás dicen: “¡Uy ya viene con malas noticias!”. Roberto es como el periodista, dice lo que está sucediendo, está sucediendo eso y bueno. Preguntamos: “¿Y el dólar cómo está? ¿Sube? ¿Baja?”, aunque ninguno de nosotros compra un verde ni de casualidad…somos jubilados.
-¿Qué significa para ustedes poder reunirse acá?
– Es muy importante, un esparcimiento. Hicimos una amistad, compartimos. Nos gusta el encuentro diario, compartimos, nos comentamos las cosas que van pasando, el libreto se repite. Y otro tema importante es que nos ayudamos entre nosotros. Si alguien tiene que pintar o arreglar algo en su casa, vamos. Si alguien sabe, por ejemplo, de carpintería como Roberto, él nos ayuda, entonces se genera ese intercambio de unas pocas habilidades que tenemos.
– Para terminar: Si alguien quisiera venir a desayunar con ustedes ¿Puede hacerlo? ¿Es un grupo abierto?
– Nosotros estamos abierto a los que quieran incorporarse. Lo único, como dije antes, es que está totalmente prohibido hablar de religión y que, si hay algún tipo de discusión, al día siguiente se olvida todo. Somos un grupo abierto a la comunidad.
