Flores de Papel | El periódico gratuito del barrio de Flores

Actualidad

Centenario de La Mansión Popular de Flores

La Mansión Popular de Flores, de Yerbal entre Caracas y Gavilán cumplió 100 años. Nuestro periódico fue invitado al festej en el que participaron autoridades locales y vecinos notables de la gran obra del arquitecto Fermín Bereterbide.

Publicado

el

Escribe Marina Baudracco

Como seguramente les pasa a muchos, cuando vi por primera vez este lugar no podía creerlo. ¿Me pregunté de qué cabeza había salido esta locura hermosa? Me desvelé investigando su historia mientras peleaba la posibilidad de mudarme acá. El arquitecto Fermín Bereterbide proyectó en 1921 ésta Mansión (ubicada en Yerbal, entre Caracas y Gavilán), su primera casa colectiva, inspirada en las viviendas populares europeas.

Según su estudioso, Eduardo Molina y Vedia, Fermín “hizo como pocos arquitectura moderna argentina de alta calidad al servicio de la gente, guiado por sus concepciones socialistas, por criterios que amalgamaron lo bello con lo funcional y por un perfeccionismo que el desarrollo tecnológico estimuló”. En sus proyectos de viviendas populares buscaba no sólo resolver las cuestiones básicas de hábitat sino horizontalizar el buen vivir, creando ambientes luminosos, amplios, confortables, bien construidos y proveer de lugares comunes para un intercambio cultural y social entre los vecinos.

El matrimonio de Inés Indart y Luis Dorrego (diputado, estanciero, síndico y defensor de pobres del Cabildo de Buenos Aires, hermano de Manuel Dorrego) compraron en 1827 en estas tierras, ocho hectáreas privilegiadas –aproximadamente entre Boyacá, Rivadavia, Caracas y Bacacay– que 30 años después serían atravesadas por el Ferrocarril Oeste. Es una de las herederas del matrimonio, Inés Ruperta Dorrego, quien en 1916 dona este predio a la entonces Unión Popular Católica Argentina, organismo que llama a concurso para la construcción de viviendas con el objetivo de hacer frente al problema habitacional producto de las políticas inmigratorias y ante la peligrosidad que los higienistas veían en las casas de inquilinato y los conventillos (recordemos que en este mismo contexto se había creado en 1917 la Comisión Nacional de Casas Baratas).

El concurso de 1921 es ganado por el joven Fermín Hilario Bereterbide con su proyecto bajo el lema “luz y aire”. Este arquitecto nacido en Rosario el 14 de enero de 1895, se graduó en la Universidad de Buenos Aires en 1919. La ideología socialista impregna su legado con criterios de justicia e igualdad social, a lo que se suman ideas higienistas de vanguardia en Europa: higiene física (asoleamiento, ventilación e iluminación naturales) e higiene moral (todas las unidades tienen el mismo criterio funcional, de confort y de relación con los espacios abiertos).

Bereterbide construyó sus grandes obras entre los años veinte y los cincuenta, lapso en el que se pasaba de un espacio urbano y arquitectónico a escala del paso de hombre a los 100km/h del automóvil, mientras la tecnología y las comunicaciones avanzaban a su tiempo. Este arquitecto inspirado en las tradiciones europeas de las bellas artes atendió meticulosamente a los vínculos entre habitantes, ciudad, territorio y entendió a las viviendas populares como lugares de intercambio, de fortalecimiento del tejido social –que es lo que hoy estamos practicando–. Apuntaba a una arquitectura para gozar la vida o como otros llamaron en su época por todo cuanto se proponía: una arquitectura de lo imposible.

La Unión Popular Católica Argentina (que una década después se renombraría como la conocemos: Acción Católica Argentina) llamó para su construcción a una Gran Colecta Nacional tras la que pudo comenzar el desarrollo de este proyecto. El 12 de enero de 1924 finalmente se inauguró La Mansión con la presencia y padrinazgo del entonces Presidente de la Nación Dr Marcelo T. de Alvear y su esposa Regina Paccini junto a distinguidas familias de la zona.

La Mansión Popular de Flores está compuesta por 5 cuerpos de 3 pisos y 102 departamentos de 3, 4 y 5 ambientes. La edificación toma la línea municipal en todo su perímetro, deja el centro de manzana libre para uso colectivo con jardines, pérgolas, senderos, bancos propicios para el encuentro y diálogo entre vecinos, interrelacionando así espacios públicos y privados y creando un clima de intimidad entre sus habitantes. Fue el único complejo de Buenos Aires que tuvo una sala cinematográfica propia a la que asistían los habitantes de los departamentos, considerada como Salón de actos, con hermosas butacas de madera.

César Aira: la escritura feliz

Conocer algunos detalles nos permite valorar el lugar en el que vivimos. En su construcción se utilizaron materiales nobles y valiosos: puertas y ventanas de cedro, pisos de pinotea, escaleras de mármol de Carrara con balustradas de roble importado, baldosas rojas de facturación francesa en cocinas y lavaderos, que no se consideraban derroches sino importaciones propias del siglo pasado.

 

En las cocinas que se alimentaban a leña había fijado al piso un cubo de quebracho de 20cm de lado donde se partían a hachazos los troncos, este sistema también servía para calentar el agua de los tanques de los baños, los cuales tenían como protagonistas bañeras con patas que imitaban las garras de un león. Las veredas interiores, patios y tendederos, como podemos ver, se asientan en ladrillos de excelente industria local con su marca grabada: La Nacional. En el anverso de los saledizos de los techos de tejas lo que vemos son sencillos frescos que en su mayoría conservan la pintura azul original. Los portones son de hierro forjado y las puertas de ingreso de roble. Las pequeñas construcciones tipo casitas que vemos en los patios guardan bombas de agua, cisternas, bolsas de basura, herramientas y enseres de trabajo, detalles prácticos y estéticos que completan este proyecto y dan idea del criterio de la mente que estuvo detrás.

Este lugar pujante y bello pasó por su momento de decadencia cuando en los años 50 se ofreció a los inquilinos la opción de compra y en principio solo hubo oferta de un comprador. Entre los propietarios indecisos y los habitantes que comenzaron a irse se produjo un vacío inédito en la hasta entonces ordenada vida de la Mansión. Los años pasaron, la falta de inversión y el deterioro avanzaban en este pasaje de Casa Colectiva a Consorcio de Propiedad Horizontal hasta que comenzó un proceso de recuperación cuando un grupo de vecinos que podían contarse con los dedos de una mano fue tomándole el pulso a la casa.

La Mansión hoy al igual que entonces es sostenida por el cariño, la dedicación y las voluntades de los vecinos y es por eso que es tan importante que estas actividades y muchas más que queremos recuperar sean posibles y las llevemos adelante participando desde donde cada uno pueda.

Espacio Publicitario

Flores de Papel Digital

Recibí las novedades del barrio por mail

* indicates required

Intuit Mailchimp