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Amor Aromático
Lucía D´Anna Urteaga tiene once años y es vecina de Flores. Junto a su prima Alma, fundaron la Biblioteca gratuita infantil Alfonsina Storni en el Museo Barrio de Flores.
Escribe Lucía D´Anna Urteaga
Como ya mencione durante dos meses, la primavera había llegado al barrio de Flores. Y no llegó sola. No. Llegó con amor, amistad, timidez e ilusión. Pero sobre todo amor. Amor aromático, porque tiene rico olor y suave perfume. Un amor con espinas, pero de las buenas, que si tocan el corazón lo hace más fuerte, no lo debilita. Amor libre y natural, sin jaulas ni rejas, sin nudos ni cadenas. Amor mojado, que realmente siente la lluvia por las raíces. Amor vivo y verde, que lleva pasión y esperanza.
Y podría seguir describiendo este amor todo el día, pero mejor continúo con la tierna y romántica historia que sucedió en el barrio de las letras:
Como ya era primavera, todas las señoritas con pétalos habían florecido. La más emocionada por esa aventura era Roja Rosalinda, una hermosa rosa, que amaba despertar del invierno. Cuando ella abrió los ojos, observó que un cactus muy apuesto estaba en frente suyo.
– ¡Hola! Soy Roja Rosalinda y acabo de florecer. ¿Cómo se llama este guapo cactus?-, chilló la florcita.
– Hola, buen día. ¿De quién hablas?-, se dio vuelta el cactus confundido, intentando averiguar por quién preguntaba la chica.
Luego al observar una intensa mirada de la rosa, comprendió la situación y agradeció por el halago. Inmediatamente, se presentó frente a la amable señorita:
– Perdón, no había entendido el chiste. Gracias. Mi nombre es Verdio Espino. Te mostraré el lugar. – dijo-
Recorrieron el jardín, entre risas y miradas. Ellos estaban muy contentos porque los dos tenían espinas y era imposible lastimarse entre sí. Sintieron magia. Sintieron una extraña conexión que impidió separarlos. Amor a primera vista, amor que era lo que parecía ser.
Juntos, permanecieron, hasta que llegó el invierno. Verdio Espino, triste por su ida, pero feliz por su futura y lejana vuelta. La extrañaba, pero sabía que volvería. Y así fue, dicho y hecho, como habían estipulado, en la próxima estación ella regresó con su alegría de siempre. Alegría y pasión. Lo más importante para los florenses.
(*) Lucía tiene once años y es vecina de Flores. Junto a su prima Alma, fundaron la Biblioteca gratuita infantil Alfonsina Storni en el Museo Barrio de Flores.