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IRSA adquirió el inmueble del ex Hospital Israelita

Irsa confirmó la adquisición del inmueble donde funcionó el ex Hospital Israelita, ubicado sobre la Avenida Gaona, entre Nazca y Terrada, en el límite entre Flores y Villa Santa Rita.

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El predio, que ocupa un terreno de 8.856 m² y cuenta con una superficie construida de aproximadamente 17.000 m², fue adquirido por la compañía en el marco de un proceso judicial, por un monto de 6,8 millones de dólares, ya abonado en su totalidad.

Irsa prevé recuperar y poner en valor este inmueble emblemático de la Ciudad, actualmente en desuso. En esta etapa inicial, la compañía se encuentra evaluando diferentes alternativas para su desarrollo, que podrían incluir propuestas residenciales o comerciales, aunque aún no se ha definido el destino final del proyecto.

En este sentido, nuestro director, Roberto D´Anna fue entrevistado por el Diario La Nación. Publicamos una parte de la entrevista.

– ¿Por qué fue fundado el Hospital Israelita?
– A fines del siglo XIX y comienzos de XX, Buenos Aires era un hervidero de colectividades de inmigrantes. Eran personas muy inquietas que trabajaban 12, 14 o hasta 16 horas por día, pero que aún así tenían tiempo para organizarse, fundan clubes, escuelas y, también, hospitales. Muchos de los lugares más emblemáticos de la ciudad fueron fundados por ellos. La colectividad judía siguió ese mismo camino e inauguró en 1916 el Hospital Israelita, en la frontera de Flores y el barrio Santa Rita. No fue un gesto aislado: antes, los alemanes habían abierto el Hospital Alemán en 1867; los ingleses, el Hospital Británico en 1844; los italianos, el Hospital Italiano en 1853; y los españoles, el Hospital Español en 1872. El Israelita nació de ese mismo impulso comunitario, como un lugar de atención para sus propios inmigrantes y con el tiempo,

¿Quién impulsó su creación?
– En 1900, el rabino Henry Joseph fundó la Asociación Israelita de Beneficencia y Socorros Mutuos, que más adelante se llamó Ezrah (que en hebreo significa “ayuda”), así empezó la iniciativa. Dieciséis años después, se concretó con la creación del Hospital.

– ¿Qué relevancia tuvo en el barrio?
– Si bien Flores ya tenía dos hospitales, el Hospital General de Agudos “Parmenio Piñero” y el Hospital Álvarez, el Israelita enseguida se convirtió en un lugar muy importante para la ciudad. Tenía un cuerpo médico de gran nivel y era excelente en el área de dermatología. El edificio de varios pisos llegó a tener 1300 empleados.

– ¿Cómo se financiaba?
– Originalmente se financió con el aporte de los inmigrantes judíos bajo la Sociedad de Socorros Mutuos Ezrah y donaciones privadas. Después aparecieron los convenios con obras sociales sindicales y con el PAMI (Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados).

– ¿Cuál fue la época de esplendor?
– Sin duda, las décadas de 1940 y 1950.

– ¿Qué personalidades caminaron por sus pasillos?
– Vino Einstein, que junto a Sabin, estudiaron el virus de la polio. Era un hospital muy prestigioso. De hecho era tan bueno que hasta Perón, siendo presidente, se atendió por una enfermedad que tenía en la piel de la cara.

– Además, fue escenario de películas.
– Sí, en sus instalaciones se filmaron varias escenas de El secreto de sus ojos.

– ¿Cuándo empezó su declive?
– En los años 90 comenzó la crisis financiera. Hubo atrasos en los pagos de las obras sociales, lo que generó deudas. También mala administración: se vació el hospital y se malversaron fondos. A diferencia de otros, como el Alemán o el Británico, el Israelita no logró adaptarse ofreciendo un plan de salud propio, y eso hizo que perdiera pacientes. En 2004 quebró. Lamentablemente, ni la AMIA, ni la DAIA ni la colectividad judía pudieron sostenerlo porque en ese momento, atravesaban otros problemas financieros con algunos bancos.

– ¿Qué pasó después de la quiebra?
– Desde 2004 la gestión quedó en manos de una cooperativa de trabajadores [Cooperativa de Trabajo Hospital Israelita Limitada], actualmente el hospital está en un 95 por ciento cerrado. Solo funcionan algunos consultorios externos, un anexo que hicieron nuevo, sobre la calle Terrada y Luis Viale. En el 2017 la Legislatura aprobó la desafectación del predio, lo que implica que ya no estaría sujeto a la “utilidad pública” que lo protegía y que podría venderse.

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