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Su lugar de retiro que quedó en suspenso

Fueron tantos los lazos afectivos que Francisco mantuvo con su barrio natal a tal punto que, cuando la posibilidad de un cambio de domicilio hacia el Vaticano era algo remoto, ya había previsto que allí pasaría sus noches después de jubilarse como obispo. Su lugar elegido fue la habitación 13 del Hogar Sacerdotal Monseñor Mariano A. Espinosa, ubicado en Condarco 581.
En esa casa vivió Francisco cuando fue vicario de Flores. Sobre la habitación elegida, había dicho: “Prefiero que no sea en la planta alta. No quiero estar por encima de nadie; no, mejor abajo”. Eso les había pedido a las hermanas del Buen y Perpetuo Socorro que cuidan el hogar, según puede leerse en una nota publicada en el diario tucumano La Gaceta, en marzo de 2013.
Cuando ya se había alejado de estas calles, el Sumo Pontífice siguió siendo una frecuente en el hogar, destinado por años a ser vivienda de religiosos ancianos. “Monseñor venía tipo diez de la mañana y comenzaba a recorrer una por una las habitaciones de los sacerdotes enfermos. Los escuchaba, bromeaba con ellos…era muy cálido. Después, a eso de las doce menos cuarto, se sentaba a conversar con nosotras”, recordó la hermana María Lucía Fassono.
