Rambo, el perro abandonado que conmovió a Flores

Escribe Natalia Rivarola

Una mañana un perro color beige, negro y blanco apareció recostado con ojos tristes sobre un cartón frente a la verdulería de la calle Directorio y Pedernera. Se trataba de Rambo, un animalito que muchos vecinos ya conocían porque solía diariamente recorrer las calles del barrio para luego refugiarse en las noches en dicho local.

Pero a comienzos de febrero sus dueños decidieron abandonarlo a su suerte, sin agua, comida ni protección, para irse un mes de vacaciones. Una historia de maltrato animal y solidaridad que conmovió a Flores.

Algunos hechos demuestran la insensibilidad de algunas personas ante el sufrimiento de una mascota. Rambo pertenecía a los antiguos dueños de la verdulería, que lo tenían en buenas condiciones, pero tuvieron que irse del país y lo dejaron al cuidado de los nuevos propietarios del local, que según aseguran varios vecinos “nunca lo quisieron”.

La decisión que tomaron este verano parece afirmar esta opinión, ya que para irse de viaje lo dejaron completamente desprotegido sin nada más que un cartón en la vereda. Enseguida las personas de la zona se dieron cuenta de esta triste situación al ver al perro, noche tras noche, rascar la reja queriendo entrar a lo que él consideraba su hogar.

Y así como hay gente que es indiferente ante el sufrimiento de un animal, hay muchos otros que no dudan en involucrarse: un hombre empezó a llevarle comida, otro agua, una mujer lo dejaba dormir a la noche en su casa, el plomero de la cuadra comenzó a darle cobijo durante el día… pero todos sus momentos de tranquilidad eran transitorios. Y tal fue la preocupación de los vecinos que su historia llegó a las redes sociales, donde más de 200 personas difundieron su foto para tratar de conseguirle un nuevo hogar o un lugar de tránsito.

“Es un dulce, hace caso, le gustan los mimos y estar con la gente”, rezaba una de las publicaciones en el Facebook del barrio, que explicaba que los chicos de una remisería se habían ofrecido a tenerlo en su local, “pero pasaba la noche solo y los domingos el local está cerrado por ende vuelve a quedar en la calle, por lo que necesitamos con carácter de urgencia nuevo tránsito o adopción”.

Deambuló de un lugar a otro, recibiendo el cariño de desconocidos y lejos de la indiferencia de quienes debían cuidarlo. Destacando la necesidad de un espacio fijo para que el perro – que según un veterinario tendría unos tres años – no se estrese, varias chicas se encargaron de castrarlo, desparasitarlo y ponerle la pipeta para las pulgas y que así esté en las mejores condiciones para su adopción.

Y fue por la solidaridad de los vecinos que esta historia tiene un final feliz: gracias a la gran difusión de su historia, Rambo al fin fue adoptado y consiguió el amor de una familia. Para quienes quizá no termine del todo bien es para los comerciantes de Directorio 2510, quienes con su actitud despertaron el enojo de los vecinos, que no dudaron en escracharlos tanto en redes como en el mismo local, donde pegaron carteles explicando lo sucedido e informando que fueron denunciados por maltrato animal.

Al cierre de esta edición, Rambo ya está contenido y feliz, aunque sus antiguos dueños siguen sin aparecer.