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Más vale tarde que nunca

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Pastor Justo Janse

Toda parábola contiene un paralelismo de una historia o situación conocida a una enseñanza espiritual que necesita ser revelada. Jesús quiere enseñarte que Dios te sigue buscando y “más vale tarde que nunca” para aceptarle.

PARÁBOLA DE LOS VIÑADORES (Mateo 20.1-16 BLS)
1 “En el reino de Dios sucede algo parecido a lo que pasó en una viña. El dueño salió muy de mañana a contratar hombres para trabajar en ella.
2 Se puso de acuerdo con los trabajadores para pagarles el salario de un día completo; y los envió a trabajar.
3 Luego, como a las nueve de la mañana, el dueño volvió a salir y encontró en la plaza a varios hombres que estaban desocupados.
4 Y les dijo: “Vayan a trabajar a mi viña y les pagaré un salario justo”. Los hombres aceptaron y fueron a trabajar.
5 Como a las doce del día, el dueño volvió a hacer lo mismo; y salió otra vez a las tres de la tarde.
6 Ya eran las cinco de la tarde cuando el dueño fue de nuevo a la plaza y vio a otros hombres desocupados. Entonces les preguntó: “¿Por qué han estado ahí todo el día sin hacer nada?”
7 “Ellos le contestaron: “¡Porque nadie nos contrató!”
“El dueño les dijo: “Vayan a trabajar a mi terreno”.
8 “Cuando se hizo de noche, el dueño le dijo al jefe de los trabajadores: “Llama a cada uno y págales, comenzando por los últimos que vinieron, y terminando por los que vinieron primero”.
9 “Entonces se acercaron los trabajadores que llegaron a las cinco de la tarde y recibieron el salario de un día completo.


10 Después, cuando pasaron los que habían llegado primero, muy de mañana, pensaron que a ellos les pagarían mucho más. Pero cada uno de ellos recibió también el salario de un día completo.
11 Cuando ya tenían el dinero, esos trabajadores comenzaron a hablar mal del dueño de la viña
12 y le dijeron: “Los que llegaron a las cinco de la tarde sólo trabajaron una hora. Usted les pagó a ellos igual que a nosotros, que trabajamos todo el día aguantando el calor. Eso no es justo”.
13 “Pero el dueño le contestó a uno de ellos: “¡Mira, amigo! Yo no he hecho nada malo contra ti. Recuerda que los dos acordamos que tú trabajarías por el salario de un día completo.
14 Toma el dinero que te ganaste y vete. No es problema tuyo que yo les pague lo mismo a los que vinieron a las cinco.
15 Yo puedo hacer con mi dinero lo que me parezca. ¿Por qué te da envidia que yo sea bueno con los demás?”
16 Jesús terminó diciendo: “Así, los que ahora son los primeros, serán los últimos; y los que ahora son los últimos, serán los primeros”.

1. HAY UN DUEÑO DE TODO y es DIOS. La tierra le pertenece y está interesado en cada persona. Recorre la tierra buscando y llega al mercado (un lugar típico de encuentro). Así como en el viñedo se buscan jornaleros dispuestos a trabajar; Jesús vino a buscar y salvar lo que se había perdido. Tal vez aun no lo sabemos o no lo reconocemos; pero, necesitamos de la gracia de Dios para subsistir. Él es el buen pastor que busca incansablemente la oveja perdida.
2. HAY UNA INVITACIÓN PARA TRABAJAR CON URGENCIA. Era el tiempo de la vendimia y las próximas lluvias amenazaban la cosecha de uvas maduras. Dijo Jesús: “Pronto la noche viene cuando nadie puede trabajar”. Ciertas oportunidades que tienes hoy, ya no estarán disponibles mañana. Cristo, el buen pastor, dijo: “mis ovejas reconocen mi voz y me siguen”. Si escuchas hoy su voz, no endurezcas tu corazón.
3. DIOS ES BUENO CON TODOS. Y ser bueno tiene sus complicaciones ante expectativas equivocadas; ¿no le ha pasado algo así? A pesar de una impresión superficial, debemos reconocer que hay un pago justo para quienes dedicaron toda su vida al servicio del Señor. Pero, eso no impide la oportunidad aun para aquel que al final de su vida reconoce a Jesús como Señor y acepta el llamado (como el ladrón en la cruz) sin méritos suficientes para estar junto a Jesús en el Paraíso.
“La parábola de los sueldos inesperados” (Comentario Siglo XXI) subraya los valores paradójicos del reino de los cielos. La idea de hacer mucho para llegar al cielo NO es parte del Evangelio de Jesús. De ser así, sería injusto con los que parten jóvenes, sin la oportunidad de lograr demasiado para su salvación. Ante una mentalidad legalista y retribucionista (donde cada uno debería recibir lo que se merece); la gracia de Dios parece absurda si pensamos que el cielo debe ser comprado con buenas obras.

JESÚS TRAJO ESE REGALO. La salvación es gratuita porque es impagable. Jesús ha pagado el alto precio por su infinita gracia. Es el único Nombre dado a los hombres para que podamos ser salvos (Hechos 4.12). Es el único mediador y el único camino. Pero lo que la Biblia dice es que el cielo es un regalo –y como a todo regalo debemos recibirlo-. Está a la puerta de tu corazón para darte su perdón y su paz. Acéptalo -más vale tarde que nunca- pero cuanto antes… ¡mejor!

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