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“Las pibas no tienen ni la plaza, ni la esquina, ni la casa de la amiga”
La Red de Docentes, Familias y Organizaciones del Bajo Flores nuclea agrupaciones y maestros que luchan día a día contra la violencia hacia la mujer en los lugares más hostiles de la Comuna 7. Flores de Papel dialogó con Andrea, docente del distrito 8°, que explicó el funcionamiento de la Red y los objetivos que tiene por delante.
Escribe Santiago Nuñez
¿Qué es la Red de Docentes, Organizaciones y Familias del Bajo Flores?
La Red es un conjunto de docentes de distintas escuelas que fueron atravesadas por las desapariciones de chicas. Algunos otros se fueron sumando simplemente por militancia propia. La Red del Bajo nació en el 2015, a partir de que en varias escuelas, distintos docentes y organizaciones barriales recibieron el pedido casi en simultáneo de distintas familias y pibas que contaron que estaban siendo amenazadas y acosadas por Facebook. Lo que logró nuclear toda esa situación fue el sindicato docente Ademys. Las denuncias surgieron en las escuelas, ya sea por parte de las familias o de las chicas. Incluso se acercaron alumnas ya egresadas que acudieron al docente a pedir ayuda.
¿De qué manera se llevaban adelantes estos acosos y amenazas?
Primero, recibían una solicitud de Facebook trucha. Una persona les hablaba, se hacían amigos y después empezaban a pedir fotos o videos sexuales con la extorsión de que si eso no sucedía sus familias iban a ser asesinadas o incendiadas. Esto tenía mucha data: fotos de la casa, de la escuela, del quiosco que atendía la familia. Esto al día de hoy se conoce como grooming. Aparecieron más de 15 denuncias hechas en distintas situaciones de acoso. Nos parecía, desde esta perspectiva, hablar de la problemática en la que están atravesadas las jóvenes, ya que sus adolescencias están completamente vulnerables.
¿Actualmente cómo está compuesta la Red?
Somos docentes, militantes de organizaciones barriales, familias afectadas o todo eso junto. Hay corrientes, partidos de distintos colores, pero lo que ha logrado la Red es tener una identidad en sí misma: no se toman decisiones por fuera sino en conjunto y ahí mismo.
¿Cómo es el accionar ante un caso de desaparición?
Desaparece una piba y, depende de dónde nos hayamos enterado, nos contactamos con la familia o con los docentes de la escuela a la que la chica asiste. Vemos qué organizaciones del barrio la conocen, creamos una suerte de red de sostén y acompañamiento de esa “búsqueda”. Coloco este concepto entre comillas porque nosotros no salimos a buscar a nadie sino que exigimos que las instituciones que deben buscar a las personas que están desaparecidas lo hagan. Recomendamos a la familia pero, lógicamente, no la obligamos a hacer nada que no quiera hacer. En el recorrido que hemos hecho, nos hemos tropezado con un montón piedras espantosas. Una es la comisaría, donde suele estigmatizarse y hay arreglos con ciertos grupos. No recomendamos a la familia ir porque siempre colocan excusas como que se cayó el sistema o frases como que “seguramente se fue con el noviecito” para no tomar la denuncia. Esto impide activar la búsqueda. Recomendamos en principio ir a las dependencias o Agencias Territoriales de Acceso a la Justicia (Atajo) que es la sede del Ministerio de Justicia de Nación en los distintos barrios, donde hay persona sque sabemos que laburan para las pibas y su familia. Donde el cuidado de la información y el trato es otro.
¿Qué actividades realiza o ha realizado la Red?
Entendemos al acompañamiento permanente con las familias para exigir la aparición de cualquier piba que está desaparecida como algo fundamental. Es importante el laburo permanente con la escuela, con sus docentes, porque la chica tiene que volver a la casa, al barrio y a la escuela. Hemos armado un recursero para que las familias tengan espacio adentro de la villa, a donde puedan ir a hacer actividades más recreativas y hemos instalado este año, en La Casona, un espacio donde se trabaja con las pibas que estuvieron desaparecidas para laburar esas adolescencias. Este punto es importante para entender que nosotros no hablamos de redes de trata sino que nos focalizamos en la vulnerabilidad que tienen estas adolescencias en estos contextos socioeconómicos. Las pibas no tienen lugar propio para juntarse con amigas para tomar un mate o una cerveza y charlar. No tienen ni la esquina, ni la plaza, ni la casa de la amiga. No tienen cosas que uno, de clase media, pudo vivir. No lo tienen, porque la plaza está ocupada por los narcos, porque la esquina no existe. Para que ellas puedan disfrutar su adolescencia de la manera más sana posible decimos: ni encerradas ni desaparecidas.
¿Pudieron tener un registro de la cantidad de casos que tuvo que trabajar la Red desde 2015 hasta acá?
Con el tema del grooming hay más de 15 denuncias hechas actualmente y de desapariciones hablamos de más de 15 o 20 a la fecha.
¿Tienen relación con los organismos de la Comuna 7?
Hemos reclamado al Consejo de la Mujer, cuando fueron los primeros casos. Pedíamos la posibilidad de que el Estado le banque el salir de la villa a la familia. Es un circuito bastante perverso: La Comisaría pide que la víctima diga nombre y apellido de todos los implicados. ¿Y cómo hace esa familia para volver a la villa si a tres manzanas está esta gente? Garantizar un hospedaje digno, un poco más sano, donde no esté rodeada de narcos, delincuentes o prostíbulos, es algo fundamental. Nada se logró por completo aún. De hecho, sabemos que están cortando el presupuesto destinado a las víctimas de la violencia hacia la mujer. Un tema también que está saliendo ahora son los boliches en plena competencia con la educación media: están abiertos de dos a seis de la tarde. Es un mercado en el que las pibas y los pibes se ratean de la escuela para ir al boliche.
¿Qué medidas le pedirías al Estado?
Un trabajo digno de ocho horas para las madres jefas de hogar, una vivienda digna donde la adolescente tenga su espacio de estudio, de dormir, de estudiar de comer y de cocinar. Que tenga acceso a la escuela y a la educación.