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Las paredes de Flores andan diciendo

El arte callejero tiene un lugar asentado en Flores. Un viaje por la pintura, los mosaicos y el aerosol de las calles del barrio.

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Escribe Santiago Nuñez

Las paredes no son muros. Las pinturas de su fachada son más que ladrillos, cemento, concreto o cualquier material de construcción. Los ocho kilómetros de extensión que tiene el barrio de Flores ofrecen diversas muestras de arte callejero, que pintan las paredes de la Comuna 7 de miles de colores. Obras, murales, reflexiones políticas, denuncias sociales, homenajes a escritores, poetas o cantantes brillan pegadas a la vereda.

“Una conexión temporal”
Desde el 27 de abril del 2015, la intersección de las calles Terrada y Páez cambió para siempre. Ese día, dos niños de 7 y 10 años, Rolando y Rodrigo Mur, fallecieron al producirse un incendio en un taller clandestino de producción textil. En los alrededores de la esquina, pegada en diagonal a “la Plaza de los Periodistas”, aparecieron, pintadas con aerosol, flechas que apuntan hacia el este y que tenían dentro las inscripciones “Páez 2796” y “Luis Viale 1269”. La iniciativa es una campaña de denuncia que apunta a unir las causas del incendio del 27 de abril con el que sucedió 9 años antes, el 30 de marzo de 2006, en esa dirección del barrio de caballito, a 6 cuadras de Flores. El taller de Luis Viale dejó como saldo seis muertos, cuatro de los cuales tenían menos de 15 años.
“En 2006 y 2015 pasó exactamente lo mismo. Lo único que separa ambas tragedias son un montón de políticas que no sirvieron para mejorar las condiciones laborales de mucha gente”, explica Juan Vázquez, de la organización Simbiosis Cultural, que agrupa a trabajadores textiles de la comunidad boliviana. A su vez, agrega: “Las flechas fueron eso: conexión temporal y del modo de producción, del 2006 al 2015”. Vázquez comenta también que la iniciativa surgió luego de que les ofrecieron hacer un mural en la esquina del taller, algo que consideraron “inoportuno”. De todas formas, esas paredes también fueron pintadas días después, y hoy dicen claramente sobre Páez y Terrada: “Basta de trabajo esclavo”.


#NiUnaMenos
“Pintar murales genera otros valores que vender un producto con un 2×1 en el supermercado”, afirma Miguel Ignacio Bruera, de la Agencia de publicidad Esto Es, que se dedica, entre otras cosas, a realizar acciones de “embellecimiento urbano” como estrategia de marketing para las ventas de las empresas en el barrio de Flores. En la calle Bufano al 900, realizaron un mural en referencia a la violencia contra la mujer. Consta de un fondo dorado realizado con aerosol, con una mujer morocha y de piel blanca y grisácea que mira de frente a la calle. Esta pintura se hizo con rodillo y látex para exteriores.
Sin embargo, la pintura consistió en una iniciativa de dos meses. “Hicimos un stop motion en un mural en el que, a medida que iba pasando el tiempo, el ojo de la chica, que arranca con un golpe, se va curando”, comenta Bruera. Los pintores fueron cambiando el ojo izquierdo de la mujer en el mural todos los días, para luego hacer una animación que puede verse en su página web. Empezó con un ojo golpeado. Ahora está bien abierto.
AR(L)Te en Vallese y Artigas
Felipe Vallese y Artigas es una esquina ruidosa. Colectivos que transitan, niños con familias que llegan tarde al colegio y al jardín, el taller mecánico y las bocinas de sus camiones que están a mitad de cuadra. Zona de casas bajas, la monotonía de la atmósfera barrial del supermercado, la librería y la verdulería se rompe por un mural excéntrico y oscuro pintado en la esquina, también realizado por la Agencia Esto Es. El perfil derecho de un hombre serio y hasta enojado, de piel blanca y cabello negro, con una media luna roja y una calavera de fondo. “Decidimos homenajearlo porque es vecino de flores.”, explica Bruera y agrega: “Es uno de los escritores más reconocidos de nuestra historia”. Vivió en Yerbal 2233 y en Canalejas (actual Felipe Vallese) y Gavilán. Fue periodista y dramaturgo. Escribió cuatro novelas y era cuentista. Mezclaba crítica y humor en las sociedades de las décadas del 20´ y 30´ en Argentina. Cuando un vecino de Flores vaya a Artigas y Felipe Vallese puede comprarse una cerveza en el mercado “Los muchachos” que tiene una promoción en oferta, al lado puede ver un mural que recuerda la vida y la obra de Roberto Arlt.

Detrás del andén
En el tren sarmiento viajan más de 300.000 personas por día. En una de sus estaciones, en Flores, se extiende por detrás la obra Postales hecha de “mosaico veneciano, azulejo y pintura”. La pared entera del pasaje Hugo del Carril tiene sucesivas imágenes y extractos de poemas o frases, de Baldomero Fernández Moreno o del propio del Carril. Las fotos están relacionadas con el barrio. Están allí la primera locomotora, el cartel de la estación, la Basílica San José, la calesita de la Plaza Flores o hasta el papa Francisco. Las diferentes partes de la obra están separadas, cuando no, por flores.
“Opté por tomar fotos y resolver la obra desde un punto más conceptual y por eso es que se llama Postales”, afirma Marino Santa María, artista plástico y autor de la obra. Explica que eligió los lugares más destacados del barrio y destaca la figura de Hugo del Carril, cuyo retrato aparece. Entiende Santa María que ese muro no solamente está para ser observado. “El que pase por allí puede tener un modo de participación que no sea solamente mirar un cuadro. La obra comienza a ser un lugar de encuentro y la estación ya no solamente para ir a tomar el tren”, afirma. Una frase de Del Carril que está en Postales dice “no creo en arte para minorías”. Trescientas mil personas pueden ver el pasaje por día, pero deben bajarse en la estación Flores.
Estamos aquí
Los muros de Flores dicen muchas cosas más. Hay un homenaje al pintor Guillermo Roux en Rivadavia y Culpina, un grato recordatorio para el doctor René Favaloro en Varela (Hospital Piñero) o para el músico Pappo en Portela y Directorio. En Boyacá y Aranguren hay una pintura tan grande que recorre las dos calles en la esquina. Muestra un fondo rojo y rosado. Aparece una mano, que pareciera arrojar flores amarillas. En el mural “Flores para la Paz”, del grupo artístico Pintando Futuro, hay dos cosas que llaman la atención. En primer lugar la pintada anarquista escrita encima de la obra con aerosol blanco que dice: “No queremos ser explotados, que exploten ellos primero”. También, que la pintada deja bien en claro en qué lugar del mundo uno se encuentra, cuando con letras blancas afirma: “Usted está en Comuna

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