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La niñez vulnerada en Flores
El barrio de Flores tomó relevancia mediática cuando conmovidos por el crimen de un adolescente en un hecho de robo fueron a increpar a la comisaría que se haga cargo de su responsabilidad, con una consigna clara, “basta de zonas liberadas”
Escribe Mora López
El barrio de Flores tomó relevancia mediática cuando conmovidos por el crimen de un adolescente en un hecho de robo fueron a increpar a la comisaría que se haga cargo de su responsabilidad, con una consigna clara, “basta de zonas liberadas”. Existió en este reclamo una contradicción de mínima: denunciar que la policía liberaba zonas, y pedir más policías-si! los mismos que decimos que liberan zonas- Existe en flores debates sobre los arrebatos o el 76 que va lleno de pibes en busca de paco para el bajo flores, y que hace a los demás pasajero ,de mínima, un viaje incómodo.
Se entiende el hartazgo de los vecinos que se les arrebata sus celulares a toda hora, lo que no se entiende es que no existe un debate, sobre qué falla, sobre donde está el estado, más allá de la policía. Existe, entonces, una construcción del sentido común que no permite generar acciones para mejorar la vida de nuestros niños. Pareciera que lo único que resuelve el problema son las acciones represivas. Discursos que van en contra de los Derechos Humanos, olvidan que en Estado Unidos no existen garantías constitucionales para niños que cometes delitos y eso NO evita que cada semana un adolescente se pare y dispare a mansalva y mate a varios ciudadanos. En efecto en ningún lugar del mundo las medidas represivas ayudaron a mejorar la seguridad. Falta solo estudiar los casos.
El debate sobre La niñez en estado de vulnerabilidad, así como la vemos en flores, con el resultado de un pibe hurtando o con un pibe durmiendo en plena Rivadavia sucio, con efecto de consumo siendo un obstáculo en el camino de muchos vecinos y vecinas, más que un sujeto, genera en variadas ocasiones un pedido de mayor acción represiva por parte del Estado, para que no moleste al individuo, y con una incapacidad de hacer una memoria, o recorrido que colectivo.
La llegada a la calle supone la decisión por parte de un sujeto en crecimiento de deshabitar su casa, para encontrar en la calle un lugar más ameno, podemos pensar en nuestros hijos?, podemos pensar hasta donde llegan las violencias familiares, e institucionales para que un niño deje su familia, sus instituciones-escuelas, centros de salud-para irse a la incertidumbre. Podemos pensar porque la calle es mejor lugar que otros?
La sobrevivencia en calle, implica un circuito que a veces supone el abuso sexual de adultos en autos caros que los buscan para cambiarles sexo oral a cambio de diez pesos. Lo digo así de crudo para que se entienda que los niños en situación de calle son algo más que los mocos y la mugre que caminan por el barrio, son además los abusos de adultos que ni son pobres, ni están vulnerados. Que los levantan en autos para seguir denigrando su niñez, y pareciera que si esa niñez humillada no nos molesta con el afano de un celular no existen. Sépanlo, los autos de noches alrededor de la plaza, levantan pibes y pibas, por plata para una dosis de paco quizá, o por una hamburguesa de McDonalds.
Por supuesto que con esto no critico al vecino que se indigne por que le es arrebato, una propiedad privada. Lo cierto es que para solucionar ambos problemas, tanto el arrebato como el pibe durmiendo en medio de Rivadavia, debemos poder exigir al GCBA políticas públicas que hagan de la vida de esos niños un lugar mas digno donde habitar.
En la actualidad solo existe la línea 108, que funciona a fuerza de la voluntad de sus trabajadores, pero que no cuenta con un objetivo político de presencia Estatal. La presencia se da a demanda y no por intervención como política pública. Los tiempos de políticas públicas universales dejaron de existir hace rato en la Ciudad de Buenos Aires. Una política focalizada que deja en manos de quien llama la responsabilidad de pedir acciones por ese niño. El ingreso a un hogar convivencial se da solo si pasa un tiempo de permanencia en un parador nocturno que existe para niños, se llama “La boquita” o “la casa de coca”, dos lugares que tiene trabajadores comprometidos, pero poca política de gestión.
Ese ingreso dura meses, y además se exige una suerte de infancia perfecta, sin recaídas, sin malos modos, sin nada de lo que un niño o adolescente hace en nuestras casas. Sin embargo, en contra de los meses de evaluación que el GCBA se toma, el Serpaj, y otras organizaciones que trabajan con infancias en situación de calle sostienen que los primeros días son fundamentales para lograr sacar al niño o niña de la calle.
En las inmediaciones de la estación de Flores van llegando los niños y niñas, se sabe que cuando se van de sus casas toman el tren, y se van bajando en las estaciones y van quedando, por eso se puede saber fácilmente de que zona viven por donde ranchan esos niños. Piense en esas primeras noches, mire algún niño alrededor y piénselo en una plaza solo, con frío, y con autos alrededor buscándolos como presas sexuales, después piense en como sirven en ser la mano de obra de una industria que vive de los objetivos robados, objetos consumidos por el mundo adulto.
Un mundo adulto que tiene una enorme responsabilidad con esa generación que nos antecedes, de mínima de conmovernos, también de enojarnos, claro, también de pedir más presencia policial y si pueden no ser los organizadores del delito mucho mejor, pero también debemos pedir políticas públicas presentes y eficaces.
Entonces podemos pensar que la solución es más policías, y lo comprobamos que no lo es. Porque lo real es que el reclamo de zonas liberadas que hizo tristemente famoso a flores, es eso: REAL.
La policía libera zonas, porque en el arrebato de celulares existe un mercado. Lo cierto es que los pibes roban celulares a demanda, que con una población con cada menos poder adquisitivo, esos celulares son consumidos por los que, en este contexto económico, Frávega o Garbarino, se les vuelve inalcanzable. No sea cómplice, pídale al Estado políticas públicas en la niñez, conmuévase y no compre en Warnes ni en lugares de reventa, sino, no vale la queja.