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¿Por qué hacemos lo que hacemos?

La palabra ÉTICA significa COSTUMBRE. Es la ciencia de la conducta moral. Busca establecer principios básicos para que el hombre pueda discernir cómo debe actuar…

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Escribe el Pastor Justo Janse

La palabra ÉTICA significa COSTUMBRE. Es la ciencia de la conducta moral. Busca establecer principios básicos para que el hombre pueda discernir cómo debe actuar en la situación en que se encuentra y responder a las inquietudes básicas: ¿Quién soy?; y ¿Quién seré? ¿Qué debo hacer? El propósito de la ÉTICA CRISTIANA se podría definir con una pregunta: ¿Cómo vivir la vida cristiana en un mundo sin Dios?

LA BIBLIA NOS HABLA DE LA CAÍDA DEL SER HUMANO. Se refiere a la pérdida de la condición de inocencia dañando irremisiblemente la imagen de Dios en nosotros y la conciencia del bien y del mal (ver Romanos 1 y 2). Y como consecuencia perdimos la plena relación con Dios. “La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió. Luego le dio a su esposo, y también él comió. En ese momento se les abrieron los ojos, y tomaron conciencia de su desnudez. Por eso, para cubrirse entretejieron hojas de higuera.” (Gén 3.6 y 7) ¿Y cuál fue la reacción de Dios? “Dios el SEÑOR hizo ropa de pieles para el hombre y su mujer, y los vistió.” (Gén 3.21)
Y entonces vale la pregunta: ¿POR QUÉ HACEMOS LO QUE HACEMOS?

1. “YO HAGO LO QUE DESEO” ES UN TEMA DE MI VOLUNTAD.
Noten que en el pasaje no dice que comieron porque tenían hambre, sino porque lo desearon.
Aunque tengamos todo lo que necesitamos, deseamos más. Estamos expuestos a deseos engañosos de la publicidad, presiones sociales, modas y empezamos a consumir de todo lo que creemos que nos puede hacer felices.

Nuestros errores no son simple ignorancia que se resuelve añadiendo clases magistrales. No es que Eva no sabía o no se acordaba. Sabía lo bueno y fue advertida de lo que no debía hacer. Lo hizo e inmediatamente “supo” que algo estaba mal.

Debemos reconocer nuestra debilidad. Necesitamos ser reparados. Nuestra capacidad de resolver está afectada por lo que hemos hecho siguiendo los deseos. No partimos de cero. Estamos dañados y no podemos auto-repararnos. De alguna manera somos adictos a lo malo. ¿Dios debe darnos la capacidad de recuperar el autocontrol? Es más que esto. Jesucristo debe ser el absoluto Señor de nuestro corazón, centro de las decisiones, motivación suprema para todo lo que hacemos.

2. “TODOS LO HACEN” ANTE LA DUDA, LO RESOLVEMOS EN EQUIPO y fue votado en la Fundación Huerto de Edén por unanimidad por el cien por ciento de los socios. ¡Hay cosas que son irresistibles! Comprendamos un poco a la pobre Eva… ¿Se puede hacer? Sí, claro que sí. Nadie te está mirando. Eva lo hizo. Es así como nos dejamos seducir por la moda, los acuerdos sociales, las tendencias del mercado. Y más si está permitido legalmente, esto parece habilitarnos para todo. ¿Pero quién paga los platos rotos? Todos imitamos a quien admiramos. Conscientemente o no, seguimos tendencias. No queremos ser “raros”. Debes elegir a quien seguir. Por eso afirmaba el apóstol Pablo: “Sed imitadores de mí, como yo de Cristo”. ¡¡Sigue a Cristo, está de moda hace dos mil años!!

3. “YO DECIDO” Y LA LIBERTAD ES UN DERECHO UNIVERSAL DEL HOMBRE.
Dios nos ha dado esta gran capacidad de elegir nuestro destino. Pero, no existe tal libertad sin la posibilidad de equivocarse. Noten que el pasaje no dice que era lo único que tenían para comer, de hecho Dios le dijo que coman de casi todo lo que había (Gén 3.2).

Ser libre no se puede conferir a quien no lo sea por derecho propio; pero, puede perderse como consecuencia de sus decisiones. Ud. es libre de endeudarse pero luego está obligado a pagar.

Y también se puede recuperar la libertad. La serpiente engaño a Eva y ella transmitió como cierta una mentira al ser engañada. Adán confiado en la honestidad de Eva no analizó por sí mismo lo que Dios le dijo (por lo que le hace personalmente responsable e inexcusable) y también cayó.

Allí está la clave: ¿Quién te dice qué hacer? ¿Quién te autoriza? ¿Quién te habilita?

Jesús dijo “conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”. El engaño hizo que viviéramos por debajo de nuestras posibilidades. Si reconoces que estás perdido sin Dios. Lejos de su camino. Sólo Jesús puede guiarte, reconoce su voz y sigue su dirección. Escucha su sola Palabra como autoridad. En ella Dios guía al hombre para que decida de dos maneras:

A. PREVIAMENTE A LA DECISIÓN, CON UNA REVELACIÓN O DESCRIPCIÓN TE ANTICIPA LAS CONSECUENCIAS DE LO QUE DECIDAS: “Conoceréis el bien y el mal, moriréis” (Gén 3.3)
Conocieron el mal por experiencia propia, en contraste con el bien que ya conocían. Por esto es que obedecer es un acto de fe en quien me indica. Si le digo a mi hijo: “Cuidado, si cruzas sin mirar, los autos te pueden atropellar”; es un acto de fe que me haga caso. La alternativa es que lo descubra por experiencia propia y sufra las consecuencias. Y en este punto, toda la disciplina preventiva es válida. Si le grito “cuidado ahí viene un auto” seguramente lo va a tomar bien, porque es para protegerlo. Así mismo, es un acto de fe obedecer a Dios para nuestro propio bien.

B. POSTERIORMENTE A LA ACCIÓN, CON UNA PRESCRIPCIÓN O TRATAMIENTO PARA REPARAR EL DAÑO QUE HAS SUFRIDO. Las consecuencias de lo que hacemos son inevitables; pero, de ninguna manera Dios añade dolor, sino que nos da esperanza. Ningún padre que ve a su hijo caído atropellado por un auto le abofetea porque no le hizo caso. Dios tampoco se comporta así. Lamentablemente el pecado es malo porque destruye, recayendo sobre nuestra propia vida o en la de los demás. En los casos en que la secuela recaiga sobre terceros, son los padres, hermanos, amigos o la sociedad se encargará de pasarnos la factura. Toda disciplina “punitiva” añade más dolor. Es necesaria una disciplina reconstructiva, que didácticamente señale el error para no recaer en él. Por eso Dios le cubre la desnudez del hombre caído y tiene palabras de esperanza pues de la simiente de la mujer nacería aquel que pisará la cabeza de la serpiente. Esto ya ha sido logrado por Cristo y podemos ser perdonados. No son nuestras buenas obras las que nos llevan al cielo sino reconocer nuestras malas obras para recibir ese perdón.

ELIJE el BIEN: Leemos en 2 Timoteo 3.1-16: “1 Ahora bien, ten en cuenta que en los últimos días vendrán tiempos difíciles. 2 La gente estará llena de egoísmo y avaricia; serán jactanciosos, arrogantes, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, 3 insensibles, implacables, calumniadores, libertinos, despiadados, enemigos de todo lo bueno, 4 traicioneros, impetuosos, vanidosos y más amigos del placer que de Dios.” Y luego desafía: “14 Pero tú, permanece firme en lo que has aprendido y de lo cual estás convencido, pues sabes de quiénes lo aprendiste. 15 Desde tu niñez conoces las Sagradas Escrituras, que pueden darte la sabiduría necesaria para la SALVACIÓN MEDIANTE LA FE EN CRISTO JESÚS. 16 Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, 17 a fin de que el siervo de Dios esté ENTERAMENTE CAPACITADO PARA TODA BUENA OBRA.”

Nota que primero necesitas ser salvo por la fe en Jesús (v. 15) y así luego recibes la capacidad de hacer buenas obras (v. 17). Nunca al revés. Primero pon el cimiento de tu fe en la roca que es Jesús, luego construye tu vida de modo que no se pierda (Mateo 7.24 y 25).

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