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Gran puesta en valor de la Cúpula de la Basílica San José de Flores
En abril de 1878, se hizo cargo de la parroquia el padre Feliciano de Vita, quien encaró la construcción de un nuevo templo cuando se hizo reemplazar el de entonces. Hoy, muchísimos años después, el padre Martin Bourdieu, párroco de la misma, decidió encarar la reparación externa de la cúpula principal de la misma.
Escribe Roberto D´Anna
En abril de 1878, se hizo cargo de la parroquia el padre Feliciano de Vita, quien encaró la construcción de un nuevo templo cuando se hizo reemplazar el de entonces. Hoy, muchísimos años después, el padre Martin Bourdieu, párroco de la misma, decidió encarar la reparación externa de la cúpula principal de la misma.
En diálogo con Flores de Papel, el joven Padre Martín sostuvo que la “obra se está llevando a cabo con la ayuda de los fieles. Acá no existe ningún mecenazgo, ni programa del gobierno”. Como hace casi 150 años, el aporte fue vecinal. En el primer capítulo de mi último libro “Flores siempre es bello”, sostengo que “se organizó una gran campaña popular y las familias poderosas de Flores sentían la necesidad de hacer obras benéficas y bastó para que dos o tres lo hicieran, para que ambas se sumaran”.
Aunque hayan pasado varios años, la historia se repite. “Se hizo un gran trabajo. Estoy orgulloso. Impermeabilizamos las molduras externas e instalamos un sistema de iluminación que asombrarán a los vecinos”. En todo momento de la entrevista, al Padre Martín se lo nota orgulloso, feliz, en uno de los principales cinco templos de la ciudad de Buenos Aires y que tuvo la dicha de ser elegido por el actual Papa Francisco, para seguir su vocación.
La Fundación La Merced y el Estudio Roth Frent acompañó el proyecto en sus inicios y en noviembre la obra, estará concluida, aunque faltará el sector interno, dañado también, luego de una importante puesta en valor realizada años atrás. “El sector sur externo fue el más dañado y por allí filtraba agua que deterioró el interior. Lo vamos a solucionar. Noto que cada día nuestra Basílica está más bonita y es visitada por fieles de todo el mundo”.
El 4 de mayo de 1879, el arzobispo Federico Aneiros puso la piedra fundamental al nuevo edificio, el tercer templo. Hoy, sus responsables cuidan con honor e hidalguía esos 65 metros de largo por 22 de frente. Vale resaltar y comunicar a la parroquia el trabajo silencioso, constante y valiente (en plena pandemia) de sus conductores.