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Falleció el Dr. Eduardo Bouzas
Esta nota tiene por objeto honrar la memoria del doctor Eduardo Ariel Bouzas, destacado vecino florense fallecido en las últimas horas del día jueves 25 de agosto a raíz de una cruel enfermedad, contra la que luchó denodadamente hasta el final. Al momento de su deceso integraba, en su condición de 1er Vocal Titular, la Comisión Directiva de la Asociación Patriótica de San José de Flores (APSJF).
Escribe Dr. Hugo C. Perri (*)
Se sentía orgulloso de pertenecer a ella y estaba siempre agradecido a sus autoridades por haberlo sumado. La Institución le rindió emocionado homenaje el viernes 26 cuando, a las 17 horas, sus miembros se congregaron para izar la bandera a media asta y mantenerla así hasta la misma hora del sábado, en el mástil emplazado en la plaza Juan Martín de Pueyrredón.
Era oriundo de la calle Malvinas del hermano barrio del Caballito, pero con sus padres se afincó temprano en este pintoresco paraje del oeste capitalino en cuyo devenir se convirtió en un cuasi nacido y criado (NYC) en Flores, con el que se comprometió y para el que trabajó sin escatimar esfuerzos. Dice el Evangelio de San Mateo (7,16) que “por sus frutos los conoceréis” y; el de San Juan (11, 25-26), “Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí aunque haya muerto vivirá y todo aquél que vive y cree en mí, nunca morirá”.
Eduardo era católico y por eso seguirá latente en el corazón de todos los que lo conocieron, trataron y quisieron como parientes o amigos. Pero, fundamentalmente, pervivirá a través de las obras que dejó en su tránsito por este mundo terrenal. La primera, la más importante, es la que cristalizó en la familia que conformó con su esposa y compañera Alicia, sus dos hijas y nietos. Era abogado egresado de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, historiador, periodista, literato, conferencista y ensayista.
Enalteció a la función pública durante su paso, como operador jurídico, por la Auditoría General del Gobierno de la CABA. Supo colaborar con la revista Altango en Flores – Calameo. En el número de enero-febrero-marzo de 2009, bajo el acápite “Semblanzas Paralelas”, redactó el artículo titulado “Un cordobés y un santiagueño” (https://www.calameo.com).
Formó parte del grupo que intervino en la génesis del libro “Hipólito Yrigoyen y el Tango”, que codirigieron su amigo el músico Mario Valdéz y el doctor Pablo Taboada y publicaron en forma conjunta, en el 2010, el sitio Quienes Somos y el Instituto Nacional Yrigoyeneano. Allí escribió el capítulo “Hipólito Yrigoyen – acerca de la forma correcta de escribir su apellido -”.
De su íntegra elaboración es el volumen “Escritores Argentinos – El color de mi cristal” (Lumiere, Bs. As., año 2010), que pertenece al género teoría y crítica literarias. En el frente de la finca sita en Camacuá 25 luce una placa puesta por la Legislatura de la CABA, que da cuenta que ahí vivió el célebre poeta, compositor y escritor tanguero Enrique Domingo Cadícamo.
Ello fue posible merced al trabajo de investigación realizado por Eduardo, que era un experto conocedor de la canción ciudadana. Tuve el placer de participar con él y el maestro Valdéz, allá lejos, en la sede del que fue el Centro de Gestión y Participación (CGP) N° 7, de una charla sobre la historia del tango “San José de Flores” de Armando Acquarone y Enrique Gaudino, que inmortalizó Alberto Morán con la orquesta de Osvaldo Pugliese. Como no podía ser de otro modo, abordó los términos, alcances y el sentido de la letra desde la óptica literaria. Se domiciliaba en Pedernera, cerca de la Avda. Rivadavia.
Acostumbraba a recordar, cada tanto, que en la cuadra de su casa vivió la célebre cantante Margarita Palacios casada con Marcos López, que tenía allí un local desde el que distribuía los afamados vinos “Nacarí”. López llegó a ser presidente de la que se inició como Asociación de Conmemoraciones Patrióticas de San José de Flores. El doctor Eduardo Ariel Bouzas fue un distinguido caballero, atildado, fino, cordial, ético y un cabal exponente de la cultura en la más amplia acepción de la palabra. Se identificaba con la política nacional y popular. Descuento que su nombre quedará grabado con letras indelebles en el bronce de la historia del Barrio de Flores, que conocía como nadie y difundía. Ni qué decir de la historia grande del país.
No hay casualidades sino causalidades. No por nada murió en el mes del Libertador General José Francisco de San Martín Matorras (17.08.1850) y de la Reconquista de Buenos Aires (12.08.1806). Justo él, que valoraba las virtudes sanmartinianas y era un porteño de ley. Después de todo la historia “es la continuidad de la vida en el cambio y en el tiempo”, como la definía el profesor doctor Héctor Rodolfo Orlandi al que ambos tuvimos el privilegio de conocer.
El equipo del Museo de Flores, del que era colaborador y asiduo asistente, impuso su nombre en el friso de uno de los peldaños de la escalera que conduce al primer piso de Ramón L. Falcón 2207 esquina Esteban Bonorino. Mientras tanto los compañeros de la APSJF hacen suyas estas líneas, que son sólo una muy acotada síntesis de su vasta trayectoria imposible de resumir en esta página, con el fin de testimoniar en soporte gráfico para la posteridad el reconocimiento y agradecimiento por todo lo que desinteresadamente nos brindó personal e institucionalmente.
Cumplió como hombre, sobradamente, los deberes que tuvo que asumir en los diversos planos de la vida en los que actuó. Descansa en paz bajo la sombra de Dios, que es el premio y la corona de los justos y lo ilumina con la luz que no tiene fin. Hasta siempre inolvidable Eduardo.
(*) Hugo Perri es vecino Florense, abogado y vicepresidente 1° de la Asociación Patriótica de San José de Flores.