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El hogar de Pamela
Escribe Lucía D´Anna Urteaga tiene 13 años y vive en Flores.
Escribe Lucía D´Anna Urteaga (*)
Cuando Pamela, que vivía entre Yerbal y Gavilán, se iba a trabajar por la mañana, los objetos se su departamento cobraban vida.
La Señora Puerta, avisaba a sus compañeros que estaban solos y ahí, los Almohadones, hijos de Don Sillón, maratoneaban series de Netflix, que reproducía con orgullo la Señora Televisión. Al mismo tiempo, Las Plantas que Pamela nunca regaba, tomaban agua de la canilla, sedientas, mientras que Los Libros instalados en Doña Biblioteca, con su permiso, intercambiaban palabras.
Por otro lado, en la habitación, La joven Sábana y su hermano, el Acolchado, se estiraban para hacer a La señora Cama, su mamá, que media dormida, acomodaba a su sobrina, la Almohada.
En cambio, en el baño de Pamela, todo era risas: el Señor Inodoro contaba chistes a su novia, la bella Ducha, y a su hermano, el Soltero Bidet, que reían a carcajadas y despertaban al Papel Higiénico y al Jabón de manos de sus limpios sueños.
-La vida era, es y será injusta- resoplaba Doña Escoba, que barría con su pobre lengua la suciedad de todos, cuando las Señoras Del Techo no movían ni una lamparita porque había luz natural.
En el comedor, ya cerca del mediodía, la Mesa, servicial como siempre, ordenaba a los Platos, Utensillos y Vasos, ubicarse en sus lugares correspondientes. Mientras, el Señor Horno calentaba una tarta de verdura para el almuerzo.
A todo esto, Tomichi, el gato de Pamela, seguía dormitando sobre Doña Campera, que adoraba ser la favorita del minino. Él estaba realmente cómodo y…dormido.
En un momento, Las llaves comenzaron a sonar, al salir del bolsillo. Ellas, se introducían lentamente por la cerradura de la Señora Puerta, su abuela. Todos se callaron y se quedaron como estatua en museo. ¡Pamela había llegado y tenía hasta la comida preparada!
-Hogar, dulce hogar- suspiró satisfecha Pam.
(*) Lucía D´Anna Urteaga tiene 13 años y vive en Flores.