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Diez hechos que marcaron al barrio de Flores

El pasado 31 de mayo, nuestro barrio cumplió 212 años. La celebración responde a que en esa fecha en 1806 se dispuso erigir una capilla que fuera cabecera de un nuevo Curato dedicada al patrono San José.

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Escribe Natalia Rivarola

El pasado 31 de mayo, nuestro barrio cumplió 212 años. La celebración responde a que en esa fecha en 1806 se dispuso erigir una capilla que fuera cabecera de un nuevo Curato dedicada al patrono San José.

La construcción de la misma fue propiciada por el propietario de los terrenos, Don Ramón Flores, quien donó una manzana sobre el Camino Real (actual Av. Rivadavia) a tal fin, así como otra en frente para una plaza. En ese momento quedó constituido el pueblo de Flores. En un nuevo aniversario, Flores de Papel hace un repaso por los diez hechos que marcaron el barrio.

1- El Pacto de San José de Flores

Este gran acontecimiento histórico no solo marcó al barrio, sino a todo el país. Se trata del acuerdo suscripto entre la Confederación Argentina y Buenos Aires el 11 de noviembre de 1859, mediante el cual se daba por terminada la lucha entre ambas partes, se declaraba incorporada la provincia a la Confederación y se disponía la convocatoria de una Convención para revisar la Constitución Nacional. Cabe recordar que entre 1853 y 1859 ambas secciones del país actuaban como estados soberanos. Tras la victoria de Urquiza en los campos de Cepeda, este avanzó con sus tropas hasta San José de Flores. Buenos Aires organizó la defensa y el jefe entrerriano ocupó la residencia de la familia Unzué en Rivadavia y Carabobo. Pero expuesta Buenos Aires a la presión de importantes fuerzas nacionales, se buscó la vía diplomática. Los representantes de las dos partes se reunieron primero en Caseros y después en Flores, y llegaron finalmente a un acuerdo que se firmó en la casa-quinta de Terrero, en Rivadavia entre las actuales Boyacá y Donato Álvarez.

2- Cementerio propio y cuartel de bomberos

Según una investigación de la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural (Cpphc) porteño, en la Ciudad hubo alrededor de 40 cementerios. La mayoría habían sido creados con la llegada de las epidemias, a principios del 1800, como el primer camposanto del barrio, que nació contiguo al primitivo templo de San José de Flores, sobre la calle Rivera Indarte, entre Rivadavia y Ramón L. Falcón, en 1807. Sin embargo, con el tiempo fueron desapareciendo, quedando en la actualidad solo tres cementerios públicos: el de Recoleta, el de Chacarita y el nuestro. Claro está que no se encuentra en su ubicación original, ni en la segunda, que fue en la manzana de Varela, Remedios, Culpina y Tandil. Delimitado por las calles Balbastro, Varela, Castañares y Lafuente, el actual Cementerio fue habilitado el 9 de abril de 1867 y ocupa hoy 27 hectáreas. Por otro lado, otro símbolo del barrio es su cuartel de bomberos. La División Cuartel VII “Flores” su encuentra en Ramón L. Falcón 2255 y funciona hace exactamente 112 años, desde tiempos en que las bombas eran llevadas a caballo. Queridos por todos los vecinos, los bomberos de Flores tienen incluso desde 2015 su propio museo, donde se preservan antiguos uniformes, escaleras de madera, mangueras con diferentes lanzas, una columna hidráulica, aparatos respiratorios y diferentes cascos, entre muchos otros elementos.

3- La llegada del tren y el subte

Así como por el 1800 San José de Flores era prácticamente una parada obligada para las carretas y yuntas de bueyes en su viaje entre Buenos Aires y Luján, en la actualidad, gracias a la gran cantidad de colectivos que atraviesan el barrio, pero sobre todo por contar con el tren Sarmiento y dos líneas de subte y el Premetro, el barrio se convirtió en un punto de transbordo para muchas personas que viajan todos los días hacia el centro de la ciudad. El Ferrocarril Oeste de Buenos Aires – hoy Ferrocarril Domingo Faustino Sarmiento- fue inaugurado en 1857 y fue el primero construido en territorio argentino. La locomotora bautizada La Porteña fue la encargada de realizar el primer viaje, en el cual una multitud entusiasmada la recibió en la Plaza Flores con una banda militar. Por otro lado, la línea A se inauguró en 1913, siendo la primera línea de subte que se construyó en América Latina, pero no fue hasta diciembre de 2008 que llegó a Carabobo y en 2013 abrieron las estaciones San José de Flores y San Pedrito. Mientras que la línea E fue inaugurada en 1944 y prolongada hasta Plaza de los Virreyes en 1986. Finalmente, el Premetro, línea tranviaria administrada como parte de la red de subterráneos y también denominada Línea E2, fue inaugurado el 27 de agosto de 1987.

4- Las Casitas municipales

La zona de las ex casitas municipales es un verdadero microclima de manzanas pequeñas y veredas angostas, lejos del bullicio del centro de Flores. Nació en los comienzos del siglo XX como una alternativa de vivienda digna para obreros e inmigrantes y el siglo XXI la convirtió en un barrio de moda, ideal para quienes buscan calma en plena ciudad. La Ley de Casas Baratas sirvió para que las clases más humildes tuvieran acceso a una vivienda. El plan empezó a ejecutarse en 1922 y las primeras concluidas comenzaron a ser entregadas a fines de 1927. Siguieron un modelo de petit hotel holandés, 8,66 metros de frente, dos pisos y escalera de roble o pinotea. Aunque, como aclara nuestro director Roberto D’Anna en su libro “Vivir en una casa ex municipal del barrio de Flores” (2009), nunca fueron baratas. El coqueto conglomerado reúne a los barrios Varela, donde desde 1924 se edificaron 640, y Bonorino, en el que desde 1926 levantaron 902.

5- La llegada de diferentes colectividades

Flores fue cambiando su paisaje al ritmo de las migraciones. Desde hace ya varias décadas sus calles ostentan carteles con diferentes vocablos. Las colectividades boliviana y peruana, por ejemplo, a pesar de estar diseminadas por toda la ciudad, tienen una presencia muy fuerte en el barrio, así como la paraguaya en el Bajo Flores. Evidencia de esto son las celebraciones propias de su cultura que se llevan a cabo por nuestras calles, como en octubre la festividad en honor de la Virgen de Copacabana en Charrúa, que se realiza desde inicios de los 70, cuando los vecinos trajeron la primera imagen de la Virgen desde Bolivia; o como cada dos de noviembre la misma colectividad “se acerca al cementerio de Flores a conmemorar a sus muertos”, según nos cuenta el investigador Hernán Vizzari. Por otro lado, los armenios también se establecieron fuertemente en el sur de Flores, construyendo un barrio de 200 casas. En un principio se dedicaron al calzado y a la construcción y también se los conoció como “tacheros” por su habilidad para arreglar ollas, palanganas y otros objetos metálicos por el estilo. Pero si hay una que no puede dejar de mencionarse, esa es la comunidad coreana, que instaló en el sur su propio barrio. Según datos del gobierno porteño, en la Argentina viven unos 30.000 coreanos; de los cuales la mitad lo hacen en la zona de la avenida Carabobo, entre Eva Perón y Castañares. Allí se asentaron cerca de 1965, cuando llegaron los primeros inmigrantes a lo que hoy se conoce como el barrio Rivadavia, unas cuadras más allá. La comunidad está conformada principalmente por ciudadanos de Corea del Sur, que comenzaron a llegar después de la traumática división de esa nación.

6- Proliferación de la Villa 1-11-14

La villa 1-11-14 del Bajo Flores es una de las más populosas de Capital. Para los referentes barriales viven 80 mil personas, más del doble de lo que calcula el Estado. Lugar de llegada desde mediados del siglo pasado para migrantes del interior y de países limítrofes fue varias veces ocupada, desalojada y vuelta a poblar hasta conquistar las treinta y un manzanas de hoy. A diferencia de otros asentamientos, que fueron levantados en chapa y cartón, la migración boliviana (textil) y paraguaya (mano de obra mayoritaria en el rubro construcción) impulsó la edificación de viviendas de ladrillo y la villa se elevó, desafiando los antiguos bañados que adjetivan el barrio como bajo. Hoy se encuentran construcciones de hasta cinco niveles. Su crecimiento es algo que preocupa a muchos vecinos del barrio, más que nada por los hechos de inseguridad que se viven en sus alrededores.

7- La autopista 25 de Mayo

Inaugurada el 6 de diciembre de 1980 por el intendente de facto Osvaldo Cacciatore, la autopista 25 de Mayo, con un total de 9,5 kilómetros, es una de las principales entre las que forman la red de autopistas urbanas de la Ciudad. Desde que fue construida, Flores quedó partido en dos. Por un tiempo, parte de la zona de los alrededores quedó a la deriva. Muchos espacios bajo autopista permanecieron vacíos durante años y luego, por la situación económica, mucha gente empezó a vivir ahí. Una de las zonas afectadas fue el barrio Bonorino, el cual se volvió más inseguro y en donde se armaron paredones. Hoy en día, debajo de la autopista funcionan mayormente clubes, canchas privadas y estacionamientos.

8- El crecimiento del centro comercial de Avellaneda

El centro comercial de Avenida Avellaneda, justo en el límite entre de Flores y Floresta, es sin dudas otro motivo por el que el barrio es conocido a nivel nacional. Con el correr de los años su crecimiento fue tal que se convirtió en una de las arterias comerciales más importantes, a donde llegan todos los días comerciantes hasta del interior para adquirir indumentaria y otras mercaderías a bajos precios. Inicialmente, el polo se extendía a lo largo de tres cuadras de la avenida, entre Nazca y Cuenca, pero a medida que la zona se popularizó los comercios fueron avanzando por Avellaneda y también sobre las calles paralelas, como Aranguren, Morón, Bacacay y Bogotá, y perpendiculares, como Concordia, Campana y Emilio Lamarca, y se multiplicaron las galerías y los paseos de compra. La zona comenzó a crecer a fines de los 70, pero la mayor explosión se dio en los últimos diez años, lo que coincidió con la llegada de una nueva ola de inversiones y la apertura de talleres y comercios, liderada por empresarios de las colectividades coreana y boliviana. A pesar de la importancia en materia laboral de este paseo de compras, también trajo grandes problemáticas, como son los talleres clandestinos y la venta callejera ilegal.

9- La cantidad de lugares de culto

Así como marcó al barrio el arribo de diferentes colectividades, también lo hizo el hecho de tener en sus calles una importante cantidad de organizaciones religiosas, que se evidencia en los, al menos, 59 templos que hoy hay en Flores. Católicos, evangélicos, judíos, adventistas, budistas, entre muchos otros, conviven sanamente en una zona con gran diversidad. Conjuntamente con su importancia espiritual, la multiplicidad de templos conforma parte del patrimonio cultural. Así, por ejemplo, a las numerosas iglesias católicas –modernas y antiguas- se suman la Asociación Puertas de Sion (Helguera 453), creada en 1925, siendo la primera comunidad judía alepina del barrio; la Congregación Armenia “Santísima Trinidad” (Avellaneda 2538), que nació de las reuniones domiciliarias que se realizaban en la zona en la década de 1920; la Iglesia Presbiteriana Coreana Chung Hyun (Quirno 1023), templo que se levantó a mediados de los años ’80; o centenarias como la Iglesia Evangélica Bautista (Boyacá 67), fundada en 1909; la Iglesia Anglicana San Pedro (Terrero 239), que se creó en 1879 pero con el tiempo el templo se deterioró hasta que se decidió su demolición en los años ’60 y hace aproximadamente once años retomó el servicio pastoral; o la Comunidad Israelita Sefaradí – Agudat Dodin (Avellaneda 2874), que se fundó en 1913, estableciéndose en su actual predio en 1922 y es una de las instituciones sefaradíes más importantes de Sudamérica.

10- Nombramiento del Papa

Para finalizar, podemos afirmar que el 13 de marzo de 2013 marcó un antes y un después en el barrio. De repente sus calles se llenaron de turistas curiosos por conocer el lugar donde nació y se crio el primer papa latinoamericano. Jorge Mario Bergoglio hizo sin dudas que todo el mundo hablara de Flores. A pesar de que muchos creían que había nacido en la vivienda ubicada en Membrillar 531 – hoy “Sitio Histórico” de la Ciudad-, la partida de nacimiento revela que su hogar natal se encuentra en la calle Varela 268. Pero su relación con el barrio va mucho más allá del lugar donde nació. Flores también lo vio crecer, jugar en sus plazas y descubrir su vocación: fue al Jardín de Infantes del Instituto Nuestra Señora de la Misericordia, donde aprendió a rezar y tomó su primera comunión; siguió sus estudios primarios en la escuela Nº 8 “Pedro Antonio Cerviño”; y fue en la Basílica de San José de Flores donde, a los 17 años, descubrió su vocación religiosa. Entre los cambios que significó para el barrio su nombramiento está la realización desde entonces del Circuito Papal, que recorre todos los fines de semana estos puntos tan importantes de la vida del papa Francisco.

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