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El comienzo de la vida humana

Escribe Pablo R. Bedrossian

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Escribe Pablo R. Bedrossian

Debate por la despenalización del aborto: Los invito a leer esta nota basada en la evidencia científica y en los derechos humanos, despojada de todo contenido religioso.

La vida comienza en el momento de la concepción, cuando un espermatozoide de los 250 millones (sic) que libera el hombre en cada eyaculación se une a un óvulo, dentro de la mujer.

Tanto el espermatozoide como el óvulo aportan 23 cromosomas (las demás células humanas tienen el doble), por eso cada célula del nuevo ser posee 46 cromosomas. En esos 23 pares de cromosomas está toda la información genética de la persona, que se mantendrá hasta la adultez. El genoma, que es el conjunto de genes contenidos en los cromosomas, de cada persona es único y está determinado por las secuencias del ADN. Por tanto, desde el primer instante de la vida intrauterina está determinado quién eres, incluyendo, por ejemplo, tu color de ojos y la forma de los dedos de tus pies.

Además, desde el mismo momento de la concepción queda determinado el sexo, que ahora se llama erróneamente género. En esos 23 pares de cromosomas, hay uno especial, conocido como par 23 cuyo contenido genético determinará si eres hombre o mujer, si tendrás pene o vagina, si tendrás testículos y próstata o útero y ovarios y si en la adolescencia te crecerá la barba y tu voz se volverá más gruesa o si te crecerán los pechos y comenzarás a menstruar. Los hombres tienen el par 23 formado por un cromosoma X y uno Y; las mujeres, por dos cromosomas X. Por eso, al momento de la concepción la mujer siempre aportará un cromosoma X y el hombre uno X o uno Y. Dependiendo de cuál de los dos aporte el espermatozoide, el nuevo ser será varón (XY) o mujer (XX) desde el principio.

A partir de la concepción, las primeras células comienzan a multiplicarse a un ritmo extraordinario, mostrando una vitalidad asombrosa. Se adhieren al útero de donde reciben nutrientes y oxígeno a través de un órgano que se desarrolla en el embarazo llamado placenta.

Luego las células comienzan a diferenciarse formando tejidos y órganos. Por ejemplo, se creía que el corazón comenzaba a funcionar alrededor del día 21 después de la concepción, pero un estudio de la British Heart Foundation (BHF) de la Universidad de Oxford sugiere que el corazón humano podría comenzar a latir ya en el día 16 [1]. Dicho trabajo científico está accesible en la web.

Resumiendo, la vida no comienza en la semana 12 o la semana 14, por lo que es absurdo legalizar el aborto poniéndole un límite de tiempo: el bebé intrauterino estuvo vivo desde el mismo momento que fue concebido.
Además, el aborto es un asesinato. Para que un homicidio se considere un asesinato deben cumplirse al menos una de estas tres condiciones: 1) se sabe que la persona no puede defenderse, 2) se paga por cometerlo, 3) se aumenta deliberadamente el sufrimiento. Aunque solo hace falta una de las tres razones, en el aborto se cumplen las dos primeras.

Elegir quién debe morir jamás debe ser una decisión de los padres ni el Estado. No importa si el bebé aún se encuentra en el seno materno o fuera de él, es un ser vivo desde el primer instante, con toda la identidad genética que mantendrá en su adultez. No permitamos que se viole el primero de todos los derechos: el derecho a la vida. Recordemos que estamos hablando de los más indefensos.

Una comentario adicional: Vi una publicidad absurda de los conocidos como pañuelos verdes, calificando a senadores que votan en contra de la despenalización del aborto en la Argentina como “A favor del aborto clandestino”. Nadie sabe quién los financia, pero suenan a grito desesperado. Es como decir que si alguien no despenaliza el asesinato está a favor de los asesinos.

No se trata de estar a favor o en contra del aborto legal o clandestino, sino de cuidar las dos vidas: la de la mamá y la del bebé.
https://pablobedrossian.com/2018/08/02/el-comienzo-de-la-vida-humana-por-pablo-r-bedrossian/
© Pablo R. Bedrossian, 2018. Todos los derechos reservados.
Formación Profesional: Médico Especialista en Cardiología. Máster en Administración y Marketing Estratégico. Máster en Dirección de Empresas (MBA)
REFERENCIAS [1] https://elifesciences.org/articles/17113

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