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Al mal tiempo buena cara

Lucía D´Anna Urteaga es vecina del barrio de Flores y tiene 14 años.

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Escribe Lucía D´Anna Urteaga

¿Vestido rosa con sandalias blancas o jardinero de jean con zapatillas? Difícil decisión para alguien que recién empieza a vestirse sin ayuda de mamá. Opté por la segunda. Y debajo del jardinero, ¿remera rayada, lisa o con lunares?

Miré el reloj: en veinte minutos teníamos que estar en el salón donde mis primos, los mellizos Gabriel y Julio, festejaban sus 6 años. Les habíamos comprado un par de peluches y libros de dinosaurios ya que la temática de su cumpleaños era de aquellos animales prehistóricos tan amados (y sobrevalorados) por los niños. Me até los cordones de las zapas así nomás, aun sabiendo que en el pelotero se me desanudarían, me puse un poco de perfume en el cuello y subí al auto.

– ¿Por qué a Felicitas sí la dejás?- le pregunté a papá con el ceño fruncido.
-Porque ella tiene 13, mi amor.
Viajar en el asiento delantero se había convertido en uno de mis deseos más profundos desde el día que me enteré que estaba prohibido para los menores de 12 años.

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Cuando pasaron quince minutos de viaje, Feli exclamó:
-¿Cuánto falta para llegar? Ya es la hora. ¿Estamos cerca?
Papá dijo que había mucho tráfico y que a este ritmo, íbamos a llegar, con suerte, para el momento de la torta. Lo único que esperaba era que lo haya dicho en forma de chiste, porque no me quería perder todas las actividades y juegos del cumple de mis primitos.
-¿Me parece a mí o no avanzamos? Estoy viendo la misma casa hace diez minutos.- comenté impaciente. El embotellamiento de autos me estaba sacando de quicio.

– Pongo la radio así escuchan algo de música.- dijo papá con el fin de entretenernos. Sin embargo, en todos los programas se oían periodistas conversando entre sí o locutores pasando publicidades. Ni una sola canción. El silencio despertó su curiosidad y nos preguntó en un tono desesperante:

-¿Trajeron los regalos de los chicos?
-Sí, pa, acá están.- dijo Feli mientras alzaba las 2 bolsas. Ella también estaba recontra aburrida y no dejaba de ver su reloj de muñeca.
De pronto, me acordé un refrán que suele utilizar la gente cuando quiere mantener su actitud positiva ante una situación desfavorable.
-A mal tiempo buena cara- dije, sintiéndome una sabelotodo.

Entonces, me propuse dejar a un lado la negatividad y concentrarme en lo que sí podía hacer. Por lo tanto, agarré de una de las bolsas de regalo uno de los libros de dinosaurios y comencé a leer en voz alta: “El dinosaurio terrestre más grande fue el Argentinosaurus” Papá y Feli cambiaron sus caras amargadas por unas más sonrientes y curiosas.

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¿Posta? ¿Cuánto medían?- me preguntó mi hermana. Y le dije:
-Acá dice que alcanzaba una longitud de unos 40 metros y pesaba más de 70 toneladas. ¡Una banda!
– ¿Eran carnívoros?- Papá también se había involucrado en la conversación.
– No, Papi. Como todos los grandes saurópodos se alimentaban del follaje de enormes árboles, es decir, que eran herbívoros.- nos explicó Feli.

– ¿Y los peluches que les compramos de qué especie de dinosaurio son?- pregunté, intrigada. El aburrimiento ya se me había pasado, aunque seguíamos atascados en aquel semáforo rojo.
– Este parece un tiranosaurio rex- dijo Papá, sujetando uno que tenía las patas delanteras muy cortitas. En ese instante, todos empezamos a rugir y gruñir como tal dinosaurio.

Felicitas buscó en el libro una imagen que se asemejara al otro peluche. Cuando lo encontró, gritó:
-Acá está. Se llama Triceratops.
-Tiene más cuernos que los unicornios!- bromeé.
Continuamos leyendo y jugando un ratito más hasta que papá nos avisó que estábamos a 2 cuadras del salón. ¡Pero qué rápido había pasado el tiempo desde que habíamos puesto buena cara!

-Rápido, guardemos los libros y peluches de vuelta en las bolsas! Los primos jamás se van a dar cuenta que estrenamos sus regalos…- afirmó mi hermana.

Llegamos a la fiesta en el horario que papá había pensado: en el momento de la torta. Ahí fue cuando vimos como Gabriel soplaba, además de su velita, la de su hermano Julio. (¿O fue Julio quien lo privó a Gabriel de sus 3 deseos anuales? Qué difícil es reconocer a los mellizos)

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