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Abre el Museo Barrio de Flores, un lugar que defiende la historia y construye en el presente su futuro

“Museo Barrio de Flores”, reza un cartel colgado en la fachada de una gran casa de los años ‘20 tipo Petit Hotel, en la calle Ramón L. Falcón 1893, a metros de la Avenida Carabobo.

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Museo Barrio de Flores”, reza un cartel colgado en la fachada de una gran casa de los años ‘20 tipo Petit Hotel, en la calle Ramón L. Falcón 1893, a metros de la Avenida Carabobo.

Y es que a partir de noviembre, Flores tendrá por primera vez un lugar – pionero también en toda la Ciudad – que cuente sus 212 años de historia. “Ya nos tocó el timbre la nieta de la primera dueña de esta casa y nos contó que acá mismo vivió el Jefe de la Policía de Bomberos de la época de Yrigoyen. Además estamos a una cuadra de donde se celebró el pacto de San José de Flores, nos situamos en una zona histórica”, cuenta Roberto D´Anna, fundador y director de Flores de Papel, en cuya colección privada se basa el flamante Museo y quien invita a todos los vecinos a la apertura del mismo, que será el sábado 10 de noviembre, día de la tradición, de 10 a 20 horas.

Este emprendimiento cultural cuenta con seis salas temáticas – entre ellas la primera dedicada al Papa Francisco y otra que reúne obras originales del escritor César Aira –, donde se podrán encontrar curiosos objetos de otras épocas, postales, documentos y fotos antiguas, pinturas, planos y libros, así como también medallas de colección. Además, en el primer y segundo piso posee aulas donde se realizarán numerosos cursos, talleres, presentaciones y muestras rotativas especiales.

– ¿Cómo surgió la idea del museo?
– Surgió hace tres años cuando pensamos que podíamos reforzar la idea cultural de Flores, que habíamos comenzado hace 19 años con la creación de un periódico gratuito. Cuando fuimos al interior del país vimos que había ciudades que tenían museos que mostraban cómo era su historia, y Flores no tenía un lugar donde encontrar eso. Creímos que con sus 212 años podía tener su propio museo, y no de una manera estática, sino también proyectando el futuro. Por eso nosotros decimos que una de las acciones es que el museo va a adquirir, conservar, investigar, comunicar y exponer los 212 años de historia pero de una manera ágil.

– El Museo se basa en gran parte en tu colección personal. ¿Cómo la empezaste?
– La empecé hace 18 años para enriquecer el periódico. Cuando necesitábamos cosas de archivo nos faltaban ciertos materiales. Entonces, si nosotros queríamos escribir algo sobre la Basílica de Flores, teníamos que ir a las fuentes. Para eso había un libro, por ejemplo, que era de 1906 de Rómulo Carbia, que tardamos seis años en encontrar. Lo conseguimos, como también medallas, revistas y diarios de época, documentos, postales y fotos. Algunas cosas las publicábamos en Flores de Papel y otras, por una cuestión de extensión, las fuimos guardando. Igual yo me doy cuenta que hoy ya nada es mío. Todo es de Flores. Entregándola como lo estoy haciendo, mí colección privada ya es de todos. Además, este es un proyecto que puede ser que la cara visible sea yo, pero me viene acompañando el equipo de Flores de Papel, con Juan Braña y Mariana D´Anna, como líderes de todo un gran equipo. Estamos buscando que el museo funcione con apoyo privado y gubernamental, para seguir enriqueciendo esa colección e incorporar novedades.

– ¿Cómo se sustentará el Museo?
– El comienzo siempre es a pulmón, con una fuerte inversión inicial. Adquirimos unas 20 vitrinas, medio centenar de sillas, proyectores y ciertas reformas a la propiedad, entre otras cosas. Es como el huevo y la gallina, nadie te quería ayudar si no veían funcionando el museo. Yo lo podía contar en diferentes medios como un sueño, pero nadie compra un sueño. La gente quiere que vos lo construyas y ahí después te lo fortalecen. Ahora estamos buscando que nos fortalezcan. Tenemos pensado involucrar, no solamente a los empresarios de Flores, sino también al Ministerio de Cultura o Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y también al vecino, que se comprometa y sienta este museo como propio.

– ¿De qué manera puede ayudar el vecino?
-Puede ayudar con dos programas que establecimos. A uno lo llamamos “Vecino Generoso”, que son 212 vecinos que contribuyen al desarrollo y consolidación del Museo Barrio de Flores. Ellos aportan $250 mensuales y van a tener una serie de beneficios. En una de las salas habrá un gran lugar con su nombre y cada vecino va a elegir un año de los 212 del barrio. Además van a tener la entrada gratis permanentemente, un descuento del 20% en los cursos, talleres y workshops que se hagan acá, un mailing exclusivo con novedades, un descuento del 20% en visitas guiadas focalizadas que vamos a hacer e invitaciones sin cargo a inauguraciones y exposiciones especiales. Además participarán entre los 212 miembros, de sorteos mensuales. Con eso vamos a financiar un porcentaje del funcionamiento del museo. Después pensamos otro programa que es el vecino “Colaborador”, que va a aportar $150 por mes y va a tener los mismos beneficios, lo único que no va estar su nombre entre los 212.

Además, tenemos dos programas que son corporativos, para empresas u organismos que nos quieran ayudar. También tienen una serie de beneficios, como por ejemplo, los primeros pueden elegir una sala o aula para ponerle el nombre de esa entidad; le regalamos entradas para los empleados; descuentos para los empleados en los cursos o les préstamos un aula si necesitan dar una capacitación. Creemos que es importante que muchas instituciones del barrio se comprometan porque Flores los ayudó a crecer y es como una manera de devolverle algo al barrio. Por ejemplo, nos gustaría que nos acompañen el laboratorio Casasco, Rapella, Divanlito, Verónica o la línea de colectivos 132 (Nuevos Rumbos).

– ¿Con qué se van a encontrar cuando vengan al museo?
– Se van a encontrar con seis salas temáticas, entre ellas una del Papa Francisco -que va a ser el primer lugar que tenga una sala viva del Papa-, otra de César Aira – autor de más de cien obras y candidato al Premio Nobel de Literatura-, de comercios y de pintores de Flores. Así como vamos a tener el “Patio de los Poetas”, donde la gente puede tomar algo, mientras charla o leerá un libro, de los cientos que tenemos del barrio para ofrecerle. Como esto es un emprendimiento privado se va a cobrar una entrada de $90; estudiantes, maestros y jubilados $50; los chicos hasta 12 años gratis. Estará abierto de 10 a 19 de jueves a sábados. Igualmente para lo que es cursos, talleres y seminarios va a estar abierto todos los días de 10 a 20. Para eso tenemos tres aulas, de varios tamaños. Empezaremos con unos diez cursos en noviembre y serán muy amplios.

– ¿Qué tipo de cursos se van dictar?
– Serán cursos cortos, de una o cuatro clases. Vamos a ser muy fuertes en ajedrez, ya que contaremos con uno de los mejores profesores de Capital Federal, tanto para chicos como para grandes; tendremos un curso para aprender a hacer sushi; cómo armar tu página web; de robótica; Community Manager; aprender a hablar en público; periodismo para chicos; literatura; prensa para emprendedores; fotos digitales; Origami textil; cómo hacer crecer tu Instagram; de Art Street; Coaching y Liderazgo y estará la artista Mercedes Fariña dictando un seminario de modelo vivo.

Por su parte, trabajaremos fuerte con lo que es Pymes y emprendedores y estamos abiertos a escuchar otros cursos. Son cursos pequeños de entre cinco y quince personas en los que se puede aprovechar mucho los conocimientos del profesor. También habrá en verano y algunos serán anuales. Vamos incorporar idiomas, como italiano y portugués, y algunos específicos para viajes. Y la idea es que se reunan también algunas ONGs de Flores, como la Asociación Patriótica San José de Flores, que es la más antigua del barrio, y la Asociación de Comerciantes y Profesionales de Flores (UCEPIC). Estamos realizando convenios con escuelas para realizar visitas guiadas con chicos de jardín, primaria y secundaria.

– Contanos sobre dos o tres joyas imperdibles…
– Hay de todo. Por ejemplo, tenemos una carta de Antonino Marcó del Pont de 1870 haciendo un pedido a Francia de vino y aceite, fechada con estampilla. Un gran documento. También una colección muy amplia de postales sobre el barrio de Flores, muchas enviadas por inmigrantes a sus familias. Es muy loco ver ahora como la gente mandaba una postal de Flores, estaba orgullosa de vivir acá y le mostraba el lugar donde estaba haciendo “la América” a sus familiares en Europa. Tenemos objetos antiguos, pinturas de 1900, más de cien medallas, mucho material de Aira… No queremos focalizarnos en una cosa puntual. Vamos a ir rotando ese material, cambiando cosas para que esté ágil y que la gente pueda volver. Esto va a ser abierto y todos van a poder aportar. El vecino puede donar cosas y vamos a colocar su nombre en cada objeto donado. También destacaremos a algunos vecinos y comercios o instituciones que ya nos están ayudando, como la Inmobiliaria Prol o la Iglesia Cristo la Solución, de Alberdi y Membrillar o la Optica Lutz Ferrando.

Otra cosa que ya recibimos como apoyo es una carta del Papa Francisco alentándonos a lo que reperesenta el museo para Flores. Eso nos dio un gran empuje, en el momento del armado del Museo. Se lo agradecemos profundamente porque él ya conocía desde que era arzobispo el trabajo que hace años estamos haciendo en Flores y esto es confiar en nosotros. ¡Nos mandó unas líneas 20 días antes de abrir! La carta es muy conmovedora, escrita de puño y letra y va a estar expuesta acá. También funcionará en dos habitaciones el periódico, estará Arlt, Baldomero, Di Stéfano, Rucci; diferentes personajes que vivieron en el barrio. Estamos reconstruyendo todo el contenido histórico y humano de Flores en un lugar. Nuestra idea es que vengan los abuelos con los nietos. Nosotros estamos dando el puntapié y trabajando con aciertos y desaciertos porque es la primera experiencia en algo así barrial. La idea es que nos copien otros barrios. Esto sabemos que lleva mucho tiempo y trabajo, pero el año que viene, cuando Flores de Papel cumpla 20 años, el Museo va a cumplir uno, empezará a caminar solo, y eso será muy importante. Creemos que la gente que construyó Flores dejó cosas para siempre, desde un club o una sociedad de fomento, un hospital, una escuela. Esto será nuestro legado para las generaciones futuras: un lugar, un museo que defienda la historia y construya hoy, el futuro.

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